Curiosamente Misery no era una película que me llamase mucho la atención pero era tal el reconocimiento que siempre había visto que tenía y tanta gente que me la había recomendado además que el género de terror lo suelo tener abandonado básicamente porque todas me parecen iguales pues por fín pude ver esta obra adaptada de Stephen King, un auténtico genio capaz de elaborar historias como El resplandor, Cadena perpetua, La niebla, La milla verde o El cazador de sueños. Reiner, creador de obras tan divertidas a la vez que emotivas como Ahora o nunca y Flipped, saca lo mejor de Kathy Bates quien se llevó el oscar a mejor actriz y borda una de mis interpretaciones femeninas inolvidables, realmente impactante, aterradora e inquietante. Cuando nos ponemos en el pellejo de James Caan el sufrimiento, la tensión y el terror entran el espectador o al menos en mí, la banda sonora y la fotografía ayudan a generar un clímax y una atmósfera impactante y terrorífica, quizás pueda llegar a ser previsible si analizamos el contexto de la cinta pero es tan absorbente que es imposible despegarse de la televisión o el monitor donde estés viendo la cinta. La obsesión llega a tal grado en un versus indefinido que puede que se acuse de repetitiva porque básicamente no salen de esa casa pero precisamente es ese juego el que hace que la cinta gane puntos porque más allá de los dos protagonistas el resto no resulta tan interesante pero cuando están los dos en escena que es básicamente el 90% de la película entonces el disfrute y la tensión llegan para quedarse.
Increíbles los dos protagonistas en esta fabulosa cinta de terror y thriller psicológico que te atrapa y no te suelta y que ya prácticamente está considerada un clásico y con razón. Buenísima.