Igual que el título de la obra la protagonista es una ciudadana terca que pretende hacer valer sus derechos (que los perros de los vecinos no le hagan caca en su jardín, que no se le cuelen en la fila del supermercado, que la policía haga su trabajo, que no le hagan spoiler con los libros, etcétera), esos mismos pequeños e insignficantes derechos que a cada uno de nosotros se nos pisotea diariamente. La mujer está descripta junto a otros personajes en forma muy cómica (humor negrísimo) en los primeros quince minutos en forma fantástica.

Pero a medida que transcurre el desarrollo de la trama, la historia comienza a dar giros en espiral en torno a los géneros (comedia, policial, thriller, casi terror gore) con vueltas absolutamente ridículas, innecesarias y muy poco creíbles. con un uso de la música casi de parodia y tono general de esperpento naif. Pero ocurre algo extraño (por lo menos me pasó a mí) a pesar de todo esto es divertidísima, muy pero muy entretenida y ni por asomo se insinúa un dejo de aburrimiento.

Hay tres interpretaciones de lujo la neozelandesa Melanie Lynskey componiendo una especie de extraterrestre en cruzada por la moral, Elijah Wood haciendo un personaje tan ridículo y estrafalario como toda la historia, y un desternillante Gary Anthony Williams en el papel de un policía a punto de caer en un quebranto emocional.

Es un filme casi siempre al borde del desastre y sin embargo se puede disfrutar. No me da vergüenza recomendarla.