Secuela muy floja y prescindible del clásico "La Mujer y el Monstruo". En esta ocasión el hombre anfibio es trasladado tras su captura a un oceanario de Florida para exhibirlo y estudiarlo, y es allí donde transcurre la mayor parte de la historia. Los dos primeros tercios del metraje son bastante aburridos, con algunos momentos que parecen un falso documental de criptozoología, otros momentos que se asemejan a un vídeo publicitario del oceanario (por ejemplo las escenas de delfines metidas con calzador que solo se justifican como forma de mostrar al público de la época esos espectáculos circenses), y un soporífero y sosísimo romance entre los dos protagonistas humanos del film, el cual tiene un protagonismo excesivo y muy perjudicial para la historia.

La película no se anima hasta la última media hora, pero ni siquiera ese tramo final logra sacarte del todo del sopor previo, pues su resolución es tan cutre como lo anterior.

Lo único que salva al film de la nota más baja es que las escenas subacuáticas están bien rodadas y que el atuendo del monstruo sigue siendo entrañable y nos sigue recordando a las fiestas de Halloween con disfraces adquiridos por 30 euros en el centro comercial del barrio.

Como nota curiosa de gran valor histórico, es en esta película donde podemos ver a un jovencísimo Clint Eastwood en su primer papel propiamente dicho en la gran pantalla, aunque su aparición es muy fugaz y apenas dura un minuto escaso.