Pese a tratar un género sobre explotado, aporta novedades y se convierte en una mezcla entre catástrofe, vampiros y crítica socio-económica. El hombre se ha dejado vampirizar en aras de la inmortalidad y de su miedo a la enfermedad y la muerte. Algunos no están de acuerdo, tanto en un lado como en el otro y; francamente, sin ser un peliculón espectacular, es una digna incursión en el mundo de los seres de las tinieblas que, aquí, por contagio, se "humanizan" más que nunca pero compartiendo el egoísmo del ser humano y su capacidad para explotar los "recursos naturales". Ambas razas se diluyen, llegando un momento en que es complicado optar por cuál es la buena o la mala, ya que unos son culpables de que se haya llegado hasta ahí y, los otros de tratar de perpetuar un sistema, cuanto menos, drástico y frío.
Algo de gore pero, tampoco como para desecharla culpándola de exceso. Digamos que en este contexto, está justificado.
Actuaciones limpias y efectistas y, película, en resumen, entretenida y superior a la media de las últimas versiones de vampiros que se han hecho.