Una película tan simple y tan bella al mismo tiempo, que aparenta no decir nada, pero dice todo.

Con una bella fotografía, donde resalta el amarillo del desierto, con excelente iluminación; una gran actuación, sobria por parte de y una gran mensaje.

En lo que es la trama, prácticamente se cuenta todo con imágenes y la imaginación que palabras, un ser misterioso busca ayuda para un cometido que nadie quiere hacer.

Hasta que encuentra a la persona indicada, que acepta ayudarlo, pero que le dará una lección de vida, diciéndole que empiece a observar la grandeza y belleza del mundo que lo rodea.
El protagonista dudará y no se sabe lo que desea para su destino, ya que empezó a observar y disfrutar de aquello que aquel señor le dijo.

Una gran historia que pone en jaque esas malas decisiones, que a veces por apresurados tomamos; que nos culpamos de cosas que siempre tienen una solución o una salida.

Y en el caso de este hombre que aprese en su vida para ayudarlo, le cuenta que también decidido acabar con todo; un hombre mayor, que vivió la vida y tiene la experiencia suficiente para decirle que todo se acaba cuando uno quiere, pero que a veces solo hay que disfrutar de lo simple porque ahí es donde se encuentra lo más bello y grande de las cosas de la vida.
Y en esas cosas maravillosas se encuentra el sabor de la cereza.