El discreto encanto de la burguesía, es una comedia surrealista de Luis Buñuel. Dirigida con un ritmo pausado, es algo confusa en una trama sin sentido. Y arrojada y valiente en su crítica mordaz, a su modo personal y subjetivo de hacer cine, con un resultado impecable e ingenioso.
El guion, escrito por el mismo director junto con Jean-Claude Carrière, es surrealista e inaudito, con un argumento original, irracional e incoherente. Criticando de forma aguda y divertida a la burocracia, al clero, al ejército y a la policía, con sucesos absurdos y sin sentido. Con unos diálogos excéntricos e ingeniosos, usados con mucho sarcasmo, y cumpliendo ampliamente con el público, por ser jocosos e hilarantes en todo momento.
Las actuaciones, son espléndidas en líneas generales, con Fernando Rey a la cabeza realizando un gran papel, y muy competentes y acertados, el resto de interpretaciones. Usando los personajes, unos vestuarios y caracterizaciones elegantes y distinguidos, muy sugerentes a la burguesía y clase alta que representan el film.
Para concluir, cabe destacar la fotografía cuidada en detalles, lumínica y vistosa, resaltando unos decorados lujosos y evocadores. La música, que está ausente en todo el film, realzando así la atención del espectador a los detalles que el director quiere destacar. Y unos primeros planos, primerísimos, y planos detalles utilizados inteligentemente.
En definitiva, la considero un derroche de críticas afiladas y sarcásticas muy efectivas, con un gran trabajo técnico y narrativo detrás. Con diálogos y situaciones ilógicas y surrealistas sin desperdicio, que serán del agrado de todos aquellos seguidores del más puro cine de Buñuel, y de los que busquen comedias ácidas e irónicas, realizadas con su estilo personal y único.