Ya no me acordaba de esta magnífica serie de horario fluctuante que tuve el dudoso privilegio de ver en su día. Con un par de capítulos vas que chutas si tienes el malsano interés de verla. Es un suicidio, pero allá tú.
Las actuaciones son de pena, a cual peor. Tanto Lalo como Lola son insufribles, y los actores que les dan vida más insufribles aún. Por supuesto, el guión es muy original. No se nota que está plagiado de la telenovela argentina, ni de coña. Las situaciones son absurdas, a nivel de crío de ocho años, o menos, y el pretendido toque de humor con los típicos malentendidos llegó a aburrirme tanto que apagué la tele y me olvidé para siempre de la serie... hasta que volvieron a reponerla gracias a NOVA.
Como colofón, decir que la voz de Marina Gatell era tan rasposa que me rayaba en los oídos. Es el segundo ruido más desquiciante que he oído nunca, después de la risa de Gorka en FoQ.