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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
5
Romance. Drama Dean (Ryan Gosling) y Cindy (Michelle Williams) son padres de una maravillosa hija, pero su relación ha pasado por mejores momentos desde que tienen que compaginar las demandas y expectativas del trabajo y la vida familiar. Ante un futuro incierto de la relación, deciden una escapada romántica a un hotel, donde rememoran todos los momentos románticos de un pasado lleno de buenos recuerdos, e intentan recuperar su pasión y amor para así ... [+]
22 de abril de 2011
29 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
El planteamiento de “Blue Valentine” puede resultar interesante. Trazar la línea del pasado y el romance explosivo al presente y la decadencia en la relación del futuro. Punto de clímax y quiebro final… como una metáfora de fuegos artificiales tan bellos como efímeros que acaban perdiéndose en esa oscuridad de la noche: el olvido. Tiene elementos dignos para sucumbir: un Ryan Gosling y Michelle Williams que lo dan todo, una producción independiente de tan solo un millón de dólares y banda sonora de Grizzly Bear. Y esa suma tan sugerente de elementos tiene otro extra-diegético que se encuentra en los sonidos cerebrales del espectador.

Sinceramente, no entiendo a sus personajes. Me resultan inentendibles a un nivel absurdo. Es cierto que yo si fuera Dean me pegaría un tiro viendo esas terribles entradas y calva que para nada conjuntan con sus gafas de sol vintage. Y que entender los designios y delirios del amor es una tarea sin ecuación que la formule. Derek Cianfrance parece que lo que quiere contarnos es un cuento sin moraleja, una historia de lo explosivo y olvidable que puede ser el amor.
La belleza de la historia de amor inicial se encadena en el montaje hacía un clímax matrimonial mientras el presente difumina cualquier atisbo de pasado. El romanticismo pasa factura pero “Blue Valentine” no es “(500) Días juntos” aplicado al drama independiente romántico sino un una ‘diéresis’ terrenal sobre el computo de las elecciones afectivas. Creo que ese punto extra-diegético es más interesante que realmente lo que nos muestran. Es decir, la opinión del espectador ante la historia me parece más apetecible que realmente la historia en sí. Me gustaría hacer una encuesta sobre qué parte prefiere el espectador: el dulce o la fruta podrida y agria. Obviamente la elipsis de esos seis años que lleva junta la pareja y su lento resquebrajamiento conducen a un antes y un después. A que nos apetezca que nos cuenten el lado rosa de toda historia de amor y nunca su deterioro hasta la trágica separación. ¿Qué belleza hay en unos fuegos artificiales que sabemos que van acabar antes de que puedan emocionarnos?

No lo cojo, no agarro la historia y fábula que me cuentan. No sé si “Blue Valentine”, como explicación personal, pretende ser la justificación de los divorcios de actores de Hollywood. Desde esas iniciales e ‘idílicas’ relaciones expuestas en la prensa rosa hasta esa explosión a los cuatro vientos llamado divorcio express.
Maldito Bastardo
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