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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
7
Acción. Aventuras. Drama Japón Feudal. El ascenso al poder del joven y sanguinario Lord Naritsugu supone una seria amenaza para la paz. Naritsugu está por encima de la ley y asesina y viola a su antojo. Afligido por esta cruel y despiadada violencia, el oficial Sir Doi llega a un acuerdo con el samurái Shinzaemon Shimada para que le ayude a acabar con el tirano. El samurái, tras reunir a un selecto grupo de guerreros, entre los que están su sobrino y su fiel ... [+]
13 de agosto de 2011
38 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es que esa batalla de espadas final, que se extiende a casi tres cuartos de hora, sea una extensión de “Kill Bill: Volumen 1” aunque ambos cineastas comparten una visión reivisionista que divaga entre el clasicismo y los géneros que fueron subgéneros para formar parte del colectivo y cultura popular. Si Beatrix Kiddo se enfrentaba ella sola (y misma) a esos terribles ’88 maníacos’ en el filme del japonés Takashi Miike son 13 samuráis frente a 200 guerreros, que puede resurgir el espíritu de “Los siete samuráis” de Kurosawa.

El autor no desaparece sino que esclarece su autoría en secuencias. “13 asesinos” sigue siendo auténtica y genuinamente cien por cien Takashi Miike y parece una hija bastarda nacida de anteriores revisiones del cineasta. “Cementerio Yakuza” (2001) fue un excelente remake de “Yakuza Graveyard” (1976) de Kinji Fukasaku y su reciente “Sukiyaki Western Django” (2007) se apropiaba del “Django” (1966) de Sergio Corbucci. Ahora, y después del su revisión del cine de yakuzas y el spaghetti western, es el Japón feudal el punto de mira para un cineasta que se había acercado al Jidaigeki en una película dividida en capítulos, “Kumamoto Monogatari” (2001), o como vía de adaptación de un manga en “Waru: Final” (2006). Poco bagaje para un director que posee más 80 títulos a sus espaldas en una dilatadísima trayectoria desde el v-cinema en los 90.

Ahora es “The Thirteen Assassins” (1963) de Eiichi Kudo pero la grandilocuencia realista del cineasta pretende agotarnos con un tercer acto demoledor como si fuésemos uno de sus protagonistas. Llega el verdadero Japón feudal, la verdadera cinta de samuráis y remake esclarecedor. Llega “13 Asesinos” para mostrarnos que el autor mutante y enfant terrible es capaz de madurar desde el formalismo como extensión de la lúbrica. Dicen que su “Hara-Kiri”, revisión por remake de la excelente cinta de Masaki Kobayashi de título homónimo, no salió tan redonda como su ampliación del universo de Kudo, pero el filme muestra la capacidad de un cineasta que es capaz de mayores logros con mayores presupuestos.

Una mutilada por ese terrible, depravado, sádico y vil villano que podría llevar a la auto-destrucción a Japón mira a cámara y al vengador justiciero: sin brazos, sin piernas, sin lengua… Pero es precisamente en esos breves momentos donde el incomodo cineasta y autor de cintas violentamente transgresoras como “Visitor Q” o “Ichi the Killer” nos recuerda su autoría. Miike nos habla en muchas imágenes intentando sobrevivir al clasicismo que quiere auto-imponerse como forma de subsistir a su registro. Su perdurable empeño en cuánto el dolor de la muerte como mensaje final de unos personajes condenados a yacer entre lodo y sangre y erigirse como discurso del gran villano: la felicidad, al fin y al cabo, está dónde un busca o quiere buscar. En los lugares más oscuros del alma humana. Así es, en definitiva, el sinsentido y locura de la guerra.
Maldito Bastardo
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