Hay un tufillo en la adaptación de Saramago y no es que Fernando Meirelles haya pecado en la dirección: correcta y acertada visualmente pero hueca en el discurso… Y si bien los antifans de Iñarritu ven hilos aquí se ve una bola de tela que cae en picado, con agujas incluidas, directa hasta nuestros ojos. ¿Quieres quedar ciego? Entonces, abre los ojos y ve la película.
El propio Saramago siempre se resistía a que ‘Ensayo sobre la ceguera’ tuviera una adaptación cinematográfica debido a su violencia, violaciones y degradación humana de una sociedad que podría transformar su ‘ensayo’ en un una nueva de la franquicia de “Saw”. “Blindness” pone, salvando las distancias, a sus personajes en situaciones límite al igual que la exitosa franquicia gore.

Con la venta de los derechos porque, al parecer, a Saramago ‘le gustaron’ las caras de los productores llegó el momento de la verdad: la acción se desubica y hay un perro, un perro grande. En un mundo ciego (esta vez la ceguera es blanca y vírica) el que fue ciego es el rey… o tal vez el que todavía mantenga su visión seguirá siendo estigmatizado por un poder que podrá utilizar para el bien o para el mal, según se ‘mire’.

Los personajes quedan encerrados en unos barracones de aislamiento que les apartan de la realidad exterior y convierte, muy a pesar del material original, en un revival de “Gran Hermano” con ciegos: orgía de degeneración moral y psíquica capaz de destruir la mente a cualquiera. La única diferencia es que aquí tienen excusa para no leer un libro.
Ni tal brutal como apartar la mirada ni tan sádica como para quedar ciego, “Blindness” no es tan oscura como cualquier filme de terror ni más apocalíptica como cualquiera del género apocalíptico, valga la redundancia. Algo falla y es porque Meirelles se ha olvidado que su cinta viene de un relato plenamente y metafóricamente político. No hay nada en esa pérdida de visión masificada que hagan entrever una crisis de la humanidad salvo que han cerrado El Corte Inglés. Todo parece gratuito y gratificante como si el acto de sumisión fuera físico y no moral.