Es una gran idea hacer una película sobre los problemas de comunicación en nuestro mundo; el problema es que se podrían haber encontrado tres historias que expresen este hecho mucho mejor.

Como en "21 gramos" nos cuentan tres historias: la primera es propia de tarde de sábado en la tele; la segunda, que personalmente no me la creo y la tercera, que no tengo muy claro qué es lo que pinta respecto a las otras dos y tampoco tengo mucho interés por saberlo.

Pero no todo es malo. Hay dos cosas graciosas: una es la sensación que tienes toda la película de "aquí va a pasar algo malo pronto" y la otra ver cómo viven los jóvenes en Japón... aunque no tengo muy claro si esta visión de Iñárritu es muy representativa de la población.