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España España · Donostia
Voto de Jmpg2012:
9
Comedia. Drama Original y extravagante revisión del mito de Don Juan. Después de ser abandonado por su última conquista (Delpy), Don Johnston (Bill Murray) recibe una carta anónima en la que se le informa de que tiene un hijo. Tan inesperada noticia lo impulsa a emprender un viaje en busca de sus antiguas amantes para resolver el misterio. (FILMAFFINITY)
24 de noviembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creía que no volvería a ver una película memorable de Jarmusch. Me impresionaron “Extraños en el paraíso” y “Bajo el peso de la ley”. Luego Jarmusch, en lo que a mí respecta, se exilió de sí mismo hasta esta relevante “flores rotas”. Supone la constatación de que una historia crítica, que cuenta la desazón de una vida malgastada, puede tener esa invisible comicidad que el director sabe imprimir de forma contenida, sin estridencias.

Lo que me gusta de Flores rotas es precisamente lo que me cuesta describir. Porque es un cine que coloca un plano sin trama, o una pequeño gesto antes de uno de esos fundidos negros marca de la casa. Y aquello funciona como puro cine, en el sentido, de que el gag no se puede narrar ni traducir a otro medio, a otra duración, sin que desaparezca como agua en las manos.



Bill Murray es un gran actor, en su tensa inexpresividad, que repite un papel muy similar al de Lost in traslation. El de un maduro en decadencia disgustado con lo que es, apático respecto al futuro, sin energía para otra cosa que no sea robustecer su apatía. La rueda del destino se pone en marcha con el primer plano de la película. Unas manos anónimas depositan una carta rosa en un buzón.

"Querido Don, a veces la vida te da extrañas sorpresas. Hace casi 20 años que no nos vemos, pero ahora necesito decirte algo. Hace años, cuando acabó lo nuestro, descubrí que estaba embarazada. Decidí seguir con el embarazo y tuve un niño. Un hijo. Tu hijo...”

Don emprende un nuevo road movie en la filmografía de Jarmsuch, una reencuentro con el pasado. La televisión le lanza mensajes de su pasado como Don Juan. Su vecino, aficionado a los análisis policíacos y de los misterios, padre de cinco hijos, sirve de contrapunto a su solitaria indolencia.

Comparte con “A propósito de Schmidt” la estructura itinerante y el desastroso balance de toda una vida. Pero prefiero las flores rotas. La resonancia poética del título, su plasticidad visual, sus elegantes elipsis, la imbricación con la música, a cotas casi tan poéticas como las “Down by law” -en su compenetración con la música de Tom Waits-, la convierten en un deleite visual y sonoro.

No conviene alabarla demasiado, porque nadie encontrará una comedia llena de gags, o un filme de una gran intensidad visual, sino una comicidad esperanzada, que descansa en la impasibilidad del protagonista, sus sesiones autodestructivas ante un televisor que le recrimina –el flujo de televisión no es causual-, y todo un retablo de mujeres pasadas, y de vidas vividas, que permiten a Jarmusch modelar las secuencias y las emociones como si fuesen arcilla.
Jmpg2012
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