Hacía mucho tiempo que Joel Schumacher no me sorprendía con una de sus películas, aquí me ha demostrado tener un buen instinto cinematográfico, dirigiendo un guión del siempre interesante Larry Cohen, lo que da como resultado uno de los thrillers de más corta duración visto en décadas y no deja de resultar asombroso, porque el realizador parece no querer sacar más de donde no hay, evitando de ese modo escenas aburridas e innecesarias y finales rebuscados, pues lo que aquí nos cuentan lo hacen a tiempo real y, casi sin darnos cuenta, la asfixiante situación de Stu Shepart (Farrell) llega a su fin.

Hablar de "Última llamada" es contraproducente, no es de las que se pueda decir mucho ya que está planteada de forma que el espectador asista realmente a un ajetreado día cualquiera en la vida de Shepart, que se verá truncada bruscamente por la forzada situación en la cabina. Todo comienza como que no quiere la cosa, pero antes de que nos demos cuenta estaremos tan atrapados y doblegados como él, ya que prácticamente, la única conexión que tendremos con el exterior es la misma con la que cuenta el protagonista.

Película de un solo escenario, de una sola sensación, que si por algo es interesante y no buena, es sencillamente porque no es más, que un producto de consumo rápido; lo que en parte no está mal, pues siempre se le podrá encontrar un momento para disfrutarla.