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Voto de dandy:
8
11 de enero de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Copia certificada responde como la vida imita al arte y viceversa, como sus protagonistas deconstruyen sus emociones fingiendo o no, que tienen tiempo para entender el funcionamiento de su relación: la distancia que va del recuerdo al estado actual, del momento en el que un hombre y una mujer se conocen y dejan de ser “yo” por separado para ser “ellos” como pareja, ilustrando el arrastre de un amor en crisis. Es como si la cinta quisiera mostrar lo sencilla que es la vida y lo compleja que se torna, en este caso con la pareja como vehículo sentimental.
Como si el encuadre de la cámara no fuese suficiente y la pantalla del cine no bastara para certificar las imágenes que se suceden por la puesta en escena de la vida a través de su reflejo, se evidencia la crisis de esta relación en la “copia” de gestos y actitudes, situación que recuerda al desasosiego de Te querré siempre (1954) de Roberto Rossellini en tanto al paso del tiempo, el vago reconocimiento del compañero, y la búsqueda del amor verdadero que atraviesa la relación. La escena en la que los Joyce descubren a la pareja fundida en lava que permanecerá eternamente unida en las excavaciones de Pompeya, deja a Katherine impresionada ante la representación de la unión amorosa, similar a lo que siente Elle frente a la escultura de una mujer que reposa sobre el hombro de su amado en Lugignano. Las semejanzas entre ambas películas están servidas, y hablando de una supuesta “visita” al Viaggio in Italia, se defiende la finalidad de bondad de la “copia certificada” respecto a la película de Rossellini.
Como cualquier otra historia de parejas, Kiarostami habla de amor y/o desamor: recién casados, el matrimonio maduro, los dos ancianos, pero también relata la relación entre una francesa y un inglés en Italia, revelando la incomunicación a todos los niveles. Asistimos al momento de enamoramiento inicial seguido de una fase de desgaste y de nuevo un intento de seducción, para terminar con una vejez como hipotético final idílico. El repique de campanas predispone la decisión de James entre seguir copiando la relación que han llevado hasta el momento o prescindir de ella. El espectador nunca lo sabrá.
Como si el encuadre de la cámara no fuese suficiente y la pantalla del cine no bastara para certificar las imágenes que se suceden por la puesta en escena de la vida a través de su reflejo, se evidencia la crisis de esta relación en la “copia” de gestos y actitudes, situación que recuerda al desasosiego de Te querré siempre (1954) de Roberto Rossellini en tanto al paso del tiempo, el vago reconocimiento del compañero, y la búsqueda del amor verdadero que atraviesa la relación. La escena en la que los Joyce descubren a la pareja fundida en lava que permanecerá eternamente unida en las excavaciones de Pompeya, deja a Katherine impresionada ante la representación de la unión amorosa, similar a lo que siente Elle frente a la escultura de una mujer que reposa sobre el hombro de su amado en Lugignano. Las semejanzas entre ambas películas están servidas, y hablando de una supuesta “visita” al Viaggio in Italia, se defiende la finalidad de bondad de la “copia certificada” respecto a la película de Rossellini.
Como cualquier otra historia de parejas, Kiarostami habla de amor y/o desamor: recién casados, el matrimonio maduro, los dos ancianos, pero también relata la relación entre una francesa y un inglés en Italia, revelando la incomunicación a todos los niveles. Asistimos al momento de enamoramiento inicial seguido de una fase de desgaste y de nuevo un intento de seducción, para terminar con una vejez como hipotético final idílico. El repique de campanas predispone la decisión de James entre seguir copiando la relación que han llevado hasta el momento o prescindir de ella. El espectador nunca lo sabrá.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La última película ganadora del Seminci, y espiga de oro ex aequo, Copia Certificada de Abbas Kiarostami versa entre el arte en la realidad y la representación de una relación de pareja que no deja de ser la copia del ideal platónico de una historia de amor, enfundada en sus tres etapas vitales: enamoramiento, madurez y vejez. Dos son los personajes fundamentales de la trama: un escritor hedonista que llega a La Toscana para presentar la traducción de su ensayo “Copia Conforme”, que explora las características del arte y la relación del hombre con el original y la copia; y una galerista interesada en él, más ligada al contacto directo con la realidad -como tener que ocuparse sola de su hijo- que al arte del que vive profesionalmente. Ambos, aparentemente desconocidos, realizan un viaje a un pequeño pueblo vecino, donde la signora de una cafetería los confunde por una pareja de casados, anécdota que desencadena la llegada de un pasado paralelo representado por la copia de la relación de una pareja madura que no pudo ser completa, lo que trastocará la historia de amor a medida que improvisan su desgaste matrimonial.
¿Dónde está el arte, en la vida, o en la imagen representada que nos llega del momento captado? ¿Dónde empieza el arte y acaba la vida? Si nos ceñimos a una idea romántica, la obra de arte tiene un creador y éste es capaz de producir una emoción en ella. Actualmente esta noción está prácticamente obsoleta en tanto que la casi totalidad de obras giran en torno a otras ya existentes. ¿Es el tiempo el que convierte a la copia en una obra de arte, o el que hace que valoremos el original en su justa medida?
¿Dónde está el arte, en la vida, o en la imagen representada que nos llega del momento captado? ¿Dónde empieza el arte y acaba la vida? Si nos ceñimos a una idea romántica, la obra de arte tiene un creador y éste es capaz de producir una emoción en ella. Actualmente esta noción está prácticamente obsoleta en tanto que la casi totalidad de obras giran en torno a otras ya existentes. ¿Es el tiempo el que convierte a la copia en una obra de arte, o el que hace que valoremos el original en su justa medida?