Después de haber visto películas españolas cuyos creadores venían del mundo de la televisión, me esperaba algo más flojo, pero he de reconocer que esta película me ha sorprendido gratamente. Lo cierto es que cuenta con una gran baza, que es la fantástica actuación de Javier Cámara (como siempre), aunque el resto de los actores tampoco se queda atrás. Además, a pesar de ciertos toques melodramáticos, que, por otro lado, le vienen muy bien porque si no no sería más que una sucesión de gags tras otros, el filme mantiene un ritmo que no decae en ningún momento, y hace que estés con una sonrisa permanente en la cara. No es ni mucho menos una obra maestra en lo que a la dirección se refiere, y a veces tiene unos brotes de humor muy zafios que vienen más de "Aída" que de "7 vidas" (dos series en las cuales ha intervenido el director) y que no pegan con el tono general de la película, pero en general se pasa muy buen rato y merece la pena ver de vez en cuando una buena comedia española.