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España España · Barcelona
Voto de Adri:
8
Comedia En una pequeña ciudad provinciana, a unas burguesas ociosas se les ocurre la idea de organizar una campaña navideña cuyo lema es: "Siente a un pobre a su mesa". Se trata de que los más necesitados compartan la cena de Nochebuena con familias acomodadas y disfruten del calor y el afecto que no tienen. Plácido ha sido contratado para participar con su motocarro en la cabalgata, pero surge un problema que le impide centrarse en su trabajo: ... [+]
26 de julio de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1961, Luís García Berlanga realizó una de sus obras más aclamadas por el mundo de la crítica cinematográfica, Plácido. En plena dictadura franquista el cineasta español espetó una sutil, a la vez que punzante, crítica a la sociedad de la época mediante esta comedia aparentemente inofensiva pero cargada de grandes e incómodas verdades.

Con una fotografía en blanco y negro muy cuidada y estilizada donde predominan los tonos grisáceos —ilustrativo de aquel tiempo histórico—, Berlanga rueda la mayoría de las escenas exteriores desde una cierta distancia, permitiendo al espectador tener una perspectiva del espacio y del paisaje de posguerra definitorio de la época en la que viven los personajes.

En las escenas interiores consigue amoldar el lenguaje cinematográfico a una estructura de marcada tendencia teatral —varios personajes interactuando durante un periodo de tiempo considerable en un mismo espacio—, orquestando, a base de largos planos secuencia, una serie de pequeñas obras teatrales argumentalmente unidas entre sí por la particular historia del personaje de Plácido.

La sobrecargada decoración de los acaudalados hogares va en consonancia con la sobrepoblación del plano que, lejos de provocar un empeoramiento del mismo, lo enriquece con el dinamismo que aportan esos personajes exageradamente caricaturizados, causantes de una sucesión de situaciones surrealistas donde las inconvenientes verdades escondidas detrás de las falsas apariencias se ponen de relieve.

El uso que Berlanga hace de la profundidad de campo para retratar esas tesituras, posibilita el hecho de percibir varias acciones al mismo tiempo, acentuando, así, esa miscelánea entre pobres y ricos —leitmotiv de la película— que hace aflorar a la superficie, cual mezcolanza de aceite y agua, unos axiomas de la época que hoy en día se nos antojan atemporales.

Desde postulados neorrealistas saboteados por una esclarecedora exageración de la ficción, Plácido retrata a una sociedad hipócrita gobernada por los intereses individuales y diseñada a modo de gran pantomima liberadora de caprichosas conciencias.
Adri
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