Este documental presenta algo extremadamente interesante y que no había visto planteado en ningún otro sitio en tanta profundidad.

El formato de documental y ficción entrelazados funciona muy bien para mantener al espectador atento y pendiente de lo que ocurre. Es preocupante ver la historia de la familia que protagoniza la parte ficticia del documental y sentirte totalmente representado por las acciones de algunos de sus miembros. Me parece que las intervenciones de los diferentes expertos son todas bastante interesantes aunque, muchas veces, el mensaje se perdiese en tecnicismos.

El uso de la música en este documental me parece excepcional. Hacia la primera mitad, hay una parte donde se escucha de fondo una música con un ritmo similar al de la frecuencia cardíaca en taquicardia; cuando he querido darme cuenta, mi propio latido se había sincronizado con el de la música y estaba sintiendo la sensación de frenetismo y agonía que pretendía transmitir la escena.

Me gusta el tono crítico que mantiene el documental en general, pero que al final, sepa reconocer la parte buena de aquello a lo que critica. Es muy fácil caer en una verdad sesgada a la hora de hacer un documental con intención de hacer reflexionar al espectador, y reconocer que no todo es blanco o negro añade credibilidad al mensaje transmitido.

En definitiva, este documental me ha hecho reflexionar sobre mi modo de consumir RRSS y cómo me comporto hacia los demás, qué podría estar influenciado y qué no.