Aunque la premisa es original y, sobre todo para quienes aman los videojuegos, es un goce la puesta en escena y la ambientación, y aunque Ryan Reynolds en estos papeles anda sobrado pues se le ajustan como un guante, Free Guy no acaba de sacar todo el partido a lo que nos ofrece del principio, hay situaciones cuyos desenlaces son más que previsibles y las resoluciones son demasiado clichés, aparte de que se hace un pelín alargada. Por lo demás, un entretenimiento bastante decente, sin más.