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España España · Valencia
Voto de jamacuco:
8
Drama Polonia, 1960. Anna (Agata Trzebuchowska), una novicia huérfana que está a punto de hacerse monja, descubre que tiene un pariente vivo: una hermana de su madre que no quiso hacerse cargo de ella de niña. La madre superiora obliga a Anna a visitarla antes de tomar los hábitos. La tía, una juez desencantada y alcohólica, cuenta a su sobrina que su verdadero nombre es Ida Lebenstein, que es judía y que el trágico destino de su familia se ... [+]
17 de septiembre de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante film de Pawlikowski en el que nos plantea, como en muchas road-movies, un viaje de búsqueda de un pasado, de un origen, de unas razones....plasmado en un viaje físico a través de solitarias y decrépitas carreteras y poblaciones del interior de Polonia en los años 60. Varios son los argumentos para este viaje: la búsqueda de un pasado familiar que une a ambas protagonistas; la confirmación en la fe y los votos a punto de tomar de una joven novicia; la redención a unas decisiones del pasado que queman en el alma cuando se recuerdan; la desilusión, quizás entre flirteos, vodka y cigarrillos, en una lucha que se suponía revolucionaria y socialista pero que las viejas y sempiternas actitudes humanas la están dejado en las miserias de siempre....

Magníficas las interpretaciones de ambas protagonistas principales. La joven Agata Trzebuchowska de virginal e inocente novicia, con sus inseguridades pero con la determinación de llegar al final de su búsqueda. Y la no tan joven pero espléndida Agata Kulesza, la implacable juez Wanda la roja, descreída del sistema que ayudó a montar y que de forma incansable hace suya la búsqueda que ambas inician y que ha removido sus viejos infiernos. Ambas creen y descreen de forma circular en aquello que han conocido y vivido, y que les hace aferrarse a esta búsqueda en principio rutinaria y que finalmente resulta vital.

Formalmente la película es académica, bellamente académica. Incluso clásica podría decirse. Desde el blanco y negro en que está rodada, a los planos de diferente tipo que utiliza el director conforme la situación lo requiere, el ritmo de los acontecimientos... Hasta su duración. Cada plano, en su perfección académica, da sentido a lo que cuenta la historia global de la cinta. Todo plano se puede (y se debe) disfrutar en sí mismo por su exquisito cuidado en la realización, dejando al final el sabor de boca de una película perfectamente filmada y bien resuelta.

Una de las grandes sorpresas del año cinematográfico.
jamacuco
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