Película francamente buena dirigida por Richard C. Sarafian ambientada en 1820.
La verdad es que el argumento de la película es bastante original: un barco que va por tierra tirado por 22 mulas donde conviven el capitán Henry (el espléndido director John Huston) y demás personas que dejan tirado al poco de empezar la cinta a Richard Harris dandolo por muerto.
El guión no es apabullante, se habla poco en esta película, donde la naturaleza hace un papel fundamental, ya que en lugar de diálogos hay naturaleza imágenes entre el hombre y demás animales que llenan de nuevas sensaciones la pantalla.
La banda sonora es bastante acertada también con un tono principal muy acorde a lo que se ve al principio de la cinta.
En cuanto a los escenarios son francamente bonitos, con colinas nevadas, arroyos de agua cristalina no como en los spaghetti western que realizaban todo en el desierto de tabernas y donde no se le daba importancia que merecía al entorno de una película que es fundamental y que en esta película lo supieron cuidar.
En cuanto a las interpretaciones sobresalen el director John Huston que actúa francamente bien como secundario y el papel proagonista para un Richard Harris que borda su papel de trampero maltrecho que ha de arreglarselas el solo para sobrevivir en un entorno hostil.
Francamente buena película a la que quizás le falta algo más de diálogo pero por ver ese entorno hostil con un trampero, indios, lobos, conejos, osos y demás y siendo tan bien filmada una película que desconocía animar a todo aquel que lo quiera ver porque si te gusta el cine bien rodado con vida natural en estado puro esta es tu película, un film que merece la pena ver.