Haz click aquí para copiar la URL
España España · Granada
Voto de Kikivall:
7
Drama Es el 60 cumpleaños de Lara, a quien no le faltan motivos para celebrarlo: su hijo Viktor va a dar el concierto de piano más importante de su carrera. Ella fue quien proyectó y guió su trayectoria musical, pero llevan varias semanas sin hablar y nada parece indicar que Lara será bienvenida en su debut como intérprete profesional. Sin pensárselo dos veces, compra todas las entradas que quedan a la venta y las distribuye entre cuantos se ... [+]
19 de julio de 2020
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La odisea de la profesora de piano, de nombre Lara (título original del film), comienza el día de su cumpleaños a punto de tirarse por la ventana de su apartamento, y acabará afrontando una catarsis emocional, que transmutará sus relaciones a cada paso de la historia.

Es el día del 60 cumpleaños de Lara; además, ese mismo día su hijo Viktor va a dar el concierto de piano más importante de su carrera. Ella fue quien guió su trayectoria pianística (su profesora), y llevan una temporada sin comunicarse. Todo parece indicar que no será bien recibida en su debut como profesional. Pero Lara tiene sus recursos y su potencia personal. De manera impulsiva saca todo su dinero del Banco y, entre otras, compra todas las entradas que quedan por vender y las va regalando entre personas conocidas, e incluso al final las regala entre el público que se agolpa a la entrada de la sala.

El alemán Jan Ole Gerster construye un film sobre Lara, una madre posesiva y exigente, cargando de originales matices la figura de la protagonista, una madre absorbente, ex-pianista frustrada que fracasó en su carrera, sujeta como estuvo a una auto-exigencia extrema. Fue justamente ese rigor y exacción la que volcó en la educación musical de su hijo, hasta la asfixia. Como digo, la película transcurre en la jornada de su cumpleaños y del debut de su heredero como emergente pianista y compositor.

En el reparto sobresale por encima de todos, una sensacional Corinna Harfouch, una actriz grande bastante desconocida, a pesar de haber protagonizado docenas de películas (mayormente del cine alemán) y que muchos comparan, no sin razón, con la actriz francesa Isabelle Hupper, tanto por su carisma como por su papel en la obra de Michael Haneke, La pianista (2001). Pues bien, C. Harfouch consigue sostener en cada plano y en cada secuencia el personaje Lara, una un personaje incómodo y torpe, que toma decisiones atropelladas, con un bosquejo de sonrisa indescifrable, un giro de ojos sin par y una característica manera de caminar en forma rectilínea y lanzada a su objetivo con frialdad y hasta con sadismo; toda ella teñida de un misterio íntimo y profundo que el espectador irá descubriendo a lo largo del metraje de manera bien dosificada por la propia historia. Es una mujer que debe expiar sus faltas arrastrando su soledad, donde podemos entrever el peso y el castigo a que ha sido sometida por esa necesidad de perfección capaz de derrumbar cualquier forma de autoestima. Destaca también Tom Schilling en el papel de su hijo, pianista que inicia su carrera. Acompañando, un reparto de excelente para arriba con actores y actrices como Volkmar Kleinert, André Jung, Gudrung Ritter o Rainer Bock.

Es una película que vista con profundidad encierra un mensaje terrible. De un lado la obvia realidad de que el talento y la excelencia en música son fruto de lo que genuinamente algunos poseen como cualidad innata, pero que además, luego deben trabajar con denuedo, incansablemente, con un esfuerzo infinito. Lara no creyó suficientemente en ella y abandonó su carrera como pianista por su falta de confianza en sí misma, tal vez por miedo a fracasar. Y como suele ocurrir, esa madre implacable y pura severidad y disciplina se volcaría con el tiempo en su hijo Viktor. Una madre cruel que no puede tolerar ni siquiera la sospecha del fracaso de su hijo, un hijo en el que ella se ve indefectiblemente reflejada. Pero el film es también el retrato de una mujer cuya demasía de celo y amparo, deja traslucir una herida, la suya, que aún continúa sangrante. Su dolor sublimado en inclemente y riguroso método musical hacia su hijo, quien viene a descubrir la triste paradoja de que para triunfar como intérprete debe evitar a su madre y profesora.

Aunque la trama, como decía, se teje en un único día, sin embargo Jan Ole Gerster va del presente al pasado, como para ir ofreciendo de forma perfectamente estructurada, la suficiente información para que podamos tener un retrato claro de Lara, de su época juvenil, de su formación (lo cual explica muy bien su viejo profesor de piano) y de las relaciones con su madre y con su hijo; obviamente, también de su relación con la música y el piano.

Es en suma, una obra que nos mueve a sintonizar con una mujer que se ve impelida a destruir cuanto toca, incluyendo lo que más quiere. Veinticuatro horas en la vida de esta mujer en el transcurso de las cuales, el orgullo materno y su propia autocensura conforman un enriquecedor retrato de personaje al borde de sí mismo (Sergi Sánchez). Un fracaso existencial que va desarrollándose en forma fría y sin atisbo de sentimentalismo. Y dos preguntas por hacer: ¿Por qué quería Lara Jenkins suicidarse? Y la otra es si finalmente acabaría haciéndolo.
Kikivall
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow