Haz click aquí para copiar la URL
España España · Granada
Voto de Kikivall:
7
Acción. Comedia Un expolicía de Chicago que se dedica a capturar forajidos recibe una oferta de cien mil dólares a cambio de encontrar a un contable que se ha fugado con dinero de la mafia. A primera vista, parece un trabajo sencillo, pero resulta que hay otro cazador de recompensas que busca al mismo individuo. (FILMAFFINITY)
21 de abril de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Revoltosa road-movie en la que De Niro y Grodin, a ritmo trepidante, recorrerán Norteamérica en todo tipo de transportes, huyendo de todo tipo de personajes y pasando por mil y una aventuras. Habría podido ser una película tipo thriller y todo habría quedado genial. Pero el director Martin Brest decide hacer una mezcla de géneros y la verdad es que el invento le salió redondo. Siendo una película de los años ochenta, es sin embargo bastante más simpática que la mayoría de su estilo y de ese tiempo; con diferencia. Es divertida, con alegres golpes de comedia, con persecuciones, dinamismo, emoción y, en fin, hay todo tipo de avatares inesperados que se producen en un viaje que parece no tener fin.

El guión George Gallo es inteligente, excelente, mantiene la tensión todo el metraje y hace que la trama resulte auténticamente divertida. En realidad la cinta sigue las pautas de ritmo marcadas por la progresión narrativa asentada en el blockbuster de los ochenta (con sus tres actos, multiplicidad de amenazas, cambio de paradigma y arco de los personajes bien definiditos para que nadie se pierda y todo el mundo se divierta), consiguiendo ser uno de sus ejemplos más característicos y un entretenimiento directo y efectivo. Buena la música de Danny Elfman y una pasable fotografía de Donald Thorin. No hay que olvidar la calidad del montaje.

Fue muy pero que muy acertada la elección de los dos protagonistas principales, un Robert De Niro en su cénit y un magnífico Charles Grodin tal vez en su mejor película; geniales actuaciones de estos dos actores que aportan a sus personajes una complicidad merecedora de risas y de las mejores sonrisas.

El director Brest, a la hora de perfilar psicológicamente a los personajes principales lo hace sin exabruptos ni histrionismos, siendo que ambos son dos caras de la misma moneda. El nombre de “El Duque” sirve a modo de fondo y base, mientras De Niro, aun sin saberlo, encarna al plebeyo que siempre acompaña a su señor. Los papeles se invierten de manera divertida y no caen en la pedantería ni se recrean en ella. Fueron una de las mejores parejas de aquella década ochentera. Esta película sigue los 10 mandamientos para hacer buen cine que proclamó Billy Wilder: «Los primeros nueve son: no aburrirás. El décimo, tendrás derecho al montaje final». Pero es que además cuenta con un gran libreto, elemento crucial y principal en una película. Conclusión: se ve con sumo agrado.

Esta película tiene los ingredientes necesarios para convertirse, pues aún creo que no lo ha hecho, en una auténtica "cult movie"; los aficionados al género la deberían tener muy presente por ser una pieza clave en su modalidad.
Kikivall
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow