La película, dirigida por John Ford en 1934, se desarrolla en una región sureña de Estados Unidos. El juez William “Billy” Priest, viudo y dedicado a su trabajo, se enfrenta al caso más difícil de su carrera.

Además, ejerce de casamentero con su tímido sobrino. Aunque algunos críticos la consideran correcta pero no excepcional, destaca por su exploración de los prejuicios raciales y sociales de la época.

Pero aún más, es una gran película que precede a la más querida obra para Ford, del propio Ford: “Siempre brilla el sol en Kentucky”, de 1953: https://encadenados.org/monograficos/no-109-monografico-el-otro-ford/el-sol-siempre-brilla-en-kentucky-the-sun-shines-bright-1953/, una película que redondea a esta y que acosejo encarecidamente.

El papel de Will Rogers como el juez es fantástico, y la película ofrece la mirada desde la perspectiva de un niño criado en ese contexto histórico, donde aún los hombres y mujeres del sur, recuerdan la Guerra de Secesión con orgullo, pero sin rencor.

A pesar de sus limitaciones, El Juez Priest es una obra que merece la pena ver por su valor histórico y su mensaje sobre la tolerancia y el respeto.