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España España · Granada
Voto de Kikivall:
9
Drama. Romance En 1958, Stevens (Anthony Hopkins), un perfecto mayordomo, viaja por Inglaterra. Ahora trabaja para un millonario americano (Cristopher Reeve) que es el nuevo propietario de Darlington Hall, mansión que vivió su etapa de mayor esplendor veinte años antes, cuando su dueño, un aristócrata británico, reunía en su casa a los personajes más influyentes de los años 30, una época crucial para el futuro de Europa. Esta circunstancia permitió a ... [+]
10 de marzo de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una película dirigida con absoluta maestría y gran exquisitez por James Ivory, desarrollando un magistral melodrama de los que hacen época. El libreto fue escrito por Ruth Prawer Jhabvala, adaptación de la novela de Kazuo Ishiguro. Ishiguro es un escritor de origen japonés pero criado desde los seis años en Inglaterra y que en 1989 escribió su novela The Remains of the Day, donde da vida un genuino mayordomo de la antigua escuela. Prawer Jhabvala hace una estupenda adaptación que refleja el tránsito de una Europa antes de la Segunda Guerra Mundial, vista con los ojos de un mayordomo en una aristocrática mansión. Igualmente aborda la vida del mayordomo.

Además de la gran dirección de Ivory y el sorprendente guión de Prawer Jhabvala, la película cuenta con una magnífica música de Richard Robbins; una igualmente estupenda fotografía que ilumina el ambiente británico a la perfección, de Tony Pierce-Roberts; y una gran puesta en escena que hace que hablemos de un lujoso (y emotivo) drama costumbrista.

El reparto es punto y aparte. Anthony Hopkins hace un papel proverbial, genial, sin calificativos. Si alguien ha de pensar en un mayordomo en el cine, ese es el Stevens de Hopkins, no hay otro; su verticalidad, su actitud inconmovible al frente de sus obligaciones, la manera de expresar su rol son admirables y le merecieron el reconocimiento internacional, tras de haberlo visto un año antes en el siniestro personaje de Hannibal Lecter en "El silencio de los corderos". La otra campeona del reparto es sin duda Emma Thompson que está magistral, estupenda, contenida sin aspavientos, con infinita sobriedad y credibilidad. Y por supuesto tenemos un reparto de primer orden que secunda a los protagonistas como James Fox, Cristopher Reeve, Peter Vaughan, Hugh Grant, Michael Lonsdale, Tim Pigott-Smith, Paula Jacob o Ben Chaplin por mencionar otros de los afamados actores del film.

En esta película están Stevens y miss Kenton, dos personas que no saben ni conocen la forma de enternecer sus corazones. Y cuando llegó el amor a sus vidas, en vez de atraparlo, lo que ocurre es que se invirtieron sus afectos y la relación entre ambos se complicó porque tan incapaz de amar es él como ella (más él). A partir de aquí sus relaciones devienen tensas, con una pasión oculta y soterrada, un amor contenido, con verdades a medias y otras inconfesas, con un extraño resentimiento por no acertar en dar rienda suelta a los afectos, situación toda en su conjunto en la que ninguno gana, ni tampoco pierde.

Como escribía el gran poeta Francisco Luís Bernárdez, de origen español pero de nacionalidad argentina: “En un juego amoroso que sabemos/ sin ganador, porque los dos perdemos,/ ni perdedor, porque los dos ganamos”.

De esta manera, la película tiene para mí el mensaje primordial del tiempo perdido y las opciones que ya nunca volverán. El retrato del tiempo que se fue, del amor reprimido, de las ilusiones condenadas a perderse por no haber sabido apostar a tiempo, y también de la esperanza sostenida y la vaga idea de que nunca es tarde.
Kikivall
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