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España España · Granada
Voto de Kikivall:
8
Drama A Emilia, una modesta empleada de una casa de modas, la invita a ir a la verbena un compañero de trabajo del que está enamorada. Como no tiene ningún vestido adecuado, toma prestado uno de la tienda, pero nada saldrá como ella espera. (FILMAFFINITY)
28 de diciembre de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que se sitúa aún en la postguerra española, una época difícil, con escasez, trabajo mal pagado y ocupando la mujer un rol marginal, salvo que estuviera casada o en vías de hacerlo.

El guión de Manuel Mur Oti, Francisco Pierra y Antonio González Álvarez, se construye a partir de la novela de corte folletinesco Miopita, de Antonio Zozaya, que los guionistas reconvierten en un drama de altura. Mur, Pierra y González eligen como protagonista a una mujer plena de belleza en cuerpo y alma, que alimenta sueños de amor y felicidad, y la colocan en un ambiente destructivo cuyo clima cambia en función de las engañosas ilusiones de la protagonista, de sus alegrías y de sus decepciones. Un guión que oscila entre el romanticismo más genuino y el impudor procaz, que conduce al espectador por un visionado que provoca sufrimiento ante las esperanzas arrancadas y la vergüenza frente a la humanidad perversa. Acompaña muy bien la música compuesta por Jesús García Leoz (alumno predilecto de Joaquín Turina), con una orquesta que muestra en todo momento el interior de la protagonista; y la lucidez fotográfica de Manuel Berenguer, en blanco y negro, es magnífica con matices y tonalidades diversas y travellings verdaderamente sobrecogedores. El montaje roza la perfección.

En el reparto una bella Susana Canales hace uno de sus papeles principales en el cine con un trabajo convincente y lleno de matices dramáticos, con un registro desgarrador, un trabajo con el que la Canales sintoniza de pleno con el espectador; ella es la que lleva el peso de la película. Fernando Rey en su papel de mísero poeta fracasado, cínico y mezquino está estupendo; el por entonces joven Luis Prendes, afronta bien su papelito de hombre soltero, guapetón pero medroso.

En aquellos años cincuenta emergieron en nuestro cine unas propuestas realistas y desgraciadas que tocaban el tema de la mujer engañada o humillada; obras dramáticas, auténticas joyas como esta película. Fue una parte de nuestra dura postguerra en el que la mujer soltera no tenía lugar un lugar social digno. Abundaban mujeres como Emilia, que sueñan con una verbena permanente al lado del hombre amado. Ser mujer en esos entonces era una dura misión; las mujeres tenían vetada su autonomía, su independencia, y apenas podían alcanzar una posición digna en el terreno laboral. Eran mujeres a la sombra de un cabeza de familia: padre o marido. Su único destino era el matrimonio, que se convertía así en su máxima aspiración.

La película nos presenta también un Madrid que aprisiona a sus habitantes y les sumerge en la oscuridad de la pobreza, de la carencia, y que incluso llega a colocar a la protagonista en un camino de desesperación y fatalidad. Un Madrid donde no se ve apenas el cielo, sino un entorno lleno de miserias cotidianas.

En la película hay un punto álgido para el rosario de infortunios de Emilia que marcan el argumento. Sin camino, pues apenas acierta a ver dónde pisa, sin amor, sola. Cada vez arrecia más la lluvia que ya cae a cántaros. Emilita se está quedando ciega, ha sido despedida del trabajo, ha muerto su madre, el engaño de los hombres, entonces, la fatalidad pasea por la ciudad fantasmagórica, el viaducto aguarda tenebroso mientras Emilita corre hacia su fatal destino y con ella el plano traveling más sublime y angustioso del cine español estalla ante nuestros ojos. El famoso traveling de Mur Oti es un enunciado moral en toda la regla. A punto de precipitarse al vacío desde el viaducto, donde tradicionalmente pusieron fin a sus días tantos madrileños desesperados antes de que el ayuntamiento instalara una mampara para impedírselo, Emilia recapacita y va corriendo hasta la iglesia de San Francisco el Grande, mientras el tomavistas la precede en el célebre traveling, para postrarse arrepentida ante el altar, ávida de vida por muy difícil que sea.

A mí me parece una película Grande dentro de nuestra filmografía, que tiene todas las cualidades para que quien no la haya visto y le guste el cine, haga por visionarla. Merece sin duda la pena. Es una película con una inaudita fuerza, muy intensa, humana, con una violencia y una tragedia contenida plasmada en una historia con un ritmo narrativo in crescendo, desde una excelente concepción de parte del gran Mur Oti.
Kikivall
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