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España España · Granada
Voto de Kikivall:
8
Drama Drama ambientado en la tumultuosa Irlanda del Norte de finales de los años 60. Sigue al pequeño Buddy mientras crece en un ambiente de lucha obrera, cambios culturales, odio interreligioso y violencia sectaria. Buddy sueña con un futuro que le aleje de los problemas, pero, mientras tanto, encuentra consuelo en su pasión por el cine, en la niña que le gusta de su clase, y en sus carismáticos padres y abuelos.
4 de febrero de 2022
2 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kenneth Branagh, el director de esta cinta, nació en Belfast en 1960, en el seno de una familia protestante que, cuando él tenía nueve años, se mudó a Inglaterra para huir de la violencia. Belfast, su nueva película y gran favorita para los Oscar, está justamente ambientada a finales de la década de los sesenta y el niño protagonista tiene la misma edad de su misma que Branagh en aquellos años de enfrentamiento en Irlanda.

La historia sigue al pequeño Buddy mientras crece en un ambiente de lucha obrera, cambios culturales, enfrentamientos entre católicos y protestantes y terror sectario. Aunque Buddy sueña con un futuro alejado de tanto problema, mientras tanto encuentra consuelo en su pasión por el cine, en una bonita niña de su clase que le gusta, y en sus magnánimos padres y abuelos.

Es una película de la memoria, construida con ese montón de espejos rotos que decía Borges que era la memoria, "ese quimérico museo de formas inconstantes” que deviene fábula tan descabellada y bella que uno la da por cierta. Un “revival” nostálgico del propio Branagh.

En suma, el retrato de un tiempo extremadamente duro, pero desde la mirada de un crío que es capaz de convertir lo más cruel en lo más divertido. Un autorretrato, pero convencido y muy consciente de la propia impostura de todo autorretrato.

Una historia que es la de la huida de la familia del Branagh infantil, protestantes en minoría en un barrio católico. El padre condenado a trabajar en Londres con apenas unos días cada dos semanas para estar con su familia. Más la tensión de unas calles repletas de policías, la violencia fanática, la lucha proletaria y el humo de una revolución social en marcha. Todo es ruido, caos, injusticia y muerte ocasionalmente. Pero también hay vida, una vida que se impone obstinadamente frente a las mil calamidades que asedian a los protagonistas.

En este océano de recuerdos del narrador, los padres (Jamie Dornan y Caitriona Balfe estupendos), una hermosa pareja; los abuelos (Judi Dench y Ciarán Hinds), sabios, pacientes, ocurrentes y enamorados; la compañerita de colegio. La mirada del niño Jude Hilles, el mayor acierto de iluminación. Y la voz de Van Morrison que sirve a modo de sortilegio irrenunciable.

En 97 minutos de película en blanco y negro, Branagh da un recital de virtuosismo técnico. Travellings, contrapicados, planos cenitales, inclusión de color en ciertas escenas. Gran fotografía deslumbrante y viva en blanco y negro de Haris Zambarloukos, música feliz de Morrison y un drama en el cual Buddy nos permite ver a través de sus ojos secuencias de Star Trek (TV), El hombre que mató a Liberty Valance, Chitty Chitty Bang Bang o Hace un millón de años. Guiños que cualquier amante al cine sabrá apreciar como merecen.

Es una peli muy bonita, una obra “tierna y amable, reluciente y esperanzadora” (Ocaña), un metraje medido y un tono que encaja con estos días invernales de sentimentalidad nostálgica.
Kikivall
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