Haz click aquí para copiar la URL
España España · madrid
Voto de esther:
7
Comedia Ozzie Cox (John Malkovich) es un agente de la CIA que está escribiendo sus memorias en un CD, pero pierde y va a parar a manos de los empleados de un gimnasio (Brad Pitt y Frances McDormand), gente muy simplona que intenta chantajear a Cox. La CIA acaba interviniendo y el asunto se complica cuando el chico del gimnasio se encuentra con el amante (George Clooney) de la mujer de Cox. Basada en la novela "Burn Before Reading: Presidents, ... [+]
27 de octubre de 2008
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La inteligencia es relativa”, bajo este singular slogan se presenta Quemar después de leer, la última película de los controvertidos hermanos Coen. Después de “No country for old men”, que otorgó el oscar a nuestro odiado y amado Bardem, han vuelto con una parodia sobre la CIA cargada de equívocos, malentendidos y sinsentidos. Protagonizada por unos personajes tontos, muy tontos, que se desenvuelven sobre un guión inteligente, muy inteligente, los Coen han creado una parodia de humor absurdo que, previsiblemente, gustará a los fans del cine coeniano y aburrirá al resto. En ocasiones es necesario conocer al autor para entender mejor su obra y, si el espectador no esta familiarizado con el cine de Joel y Ethan Coen, pues soltará menos carcajadas de las que soltó esta servidora. Si disfrutaste con el humor absurdo e inteligente de Ladykillers, “Oh! Brother” o “El gran Lebowsky”, estas dos últimas de Joel Coen, no te pierdas esta.

Osborne Cox (John Malcovich) es inesperadamente despedido de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) por supuestos problemas con la bebida, y decide empezar a escribir sus memorias acompañado siempre de un refrescante ron con lima. Su mujer (Tilda Swinton), que mantiene una relación con un agente federal (George Clooney) pondrá manos a la obra en el proceso de divorcio. Para este trámite hará una copia de los documentos de su marido que, accidentalmente, se extraviará en un gimnasio plagado de excéntricos trabajadores. Y aquí es donde entran en escena una Francesc Mcdormad acomplejada por su aspecto físico, un Brad Pitt idiota adicto al deporte, una silla para masturbarse, las citas por Internet y los rusos.

Es una parodia esperpéntica donde todo tiene sentido hasta que lo pierde. Hay diálogos tronchantes, muecas, gestos y bailes para no perder detalle, y personajes muy bien perfilados que consiguen convencer al espectador de su idiotez y su excentricidad. Esta es una característica fundamental del cine de los Coen. La personalidad de “El nota” en El gran Lebowsky, o el papel de su musa Francesc Mcdormand en “Fargo”, son excéntricos, delirantes, peculiares, raros si se prefiere, y absolutamente geniales.
A la hora de destacar algo debo reconocer que una sucesión de gags se suceden en mi cabeza pero, si he de escoger uno, sería sin duda el de Brad Pitt repitiendo el nombre de Osborne Cox en un tono misterioso sobreactuado durante una conversación telefónica. Sencillamente tronchante.
esther
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow