No llego a comprender las notazas de gasta la película esta. Me he dejado influir por una apreciada y deslenguada usuaria que lo pone todo a parir y, sin embargo, aquí casca un 9. Y yo alucino. Vamos, es que me pinchas y no sangro, igual que la prota, que cada vez que discute con su madre se saja las venas y oye, ni una gota suelta, la criatura. ¿No tiene sangre? ¿O qué?

La muchacha es rarita, pero es que ¡como para no serlo! Si es que le pasa de todo, y nada bueno. Me imagino a los hermanos Bajo Ulloa, guionistas del asunto, haciendo una lluvia de ideas entre todos sus familiares: “A ver. Papá, mamá, tíos, abuelita, necesitamos una enumeración de desgracias. Decid todo lo que se os ocurra. Venga, echadle imaginación”. Y vaya que se la echaron.

Tras obtener un sustancioso listado de putadas, por inverosímiles que fueran, los hermanos se pusieron a escribir el guión, con la única inquietud de incluirlas todas a cholón. Si se hubiesen centrado en una o dos, tal vez tres… pero es que todas juntas terminan hasta haciendo gracia. Y es que con tanto material lo dejaron todo a medias, sin justificar y sin desarrollar mínimamente la psicología de los personajes. Están todos taraos, y punto.

La historia es francamente rebuscada, y los diálogos se cargan de obviedades y de frases artificiosas dignas de un poligonero sin mucho vocabulario (ni cerebro) "Conozco a una chica la mitad de guapa que tú, y cuando salió a la calle la violaron" ¡Toma piropo guapo y con salero!

Y luego está el tema de los objetos, en los que el director se recrea y que tampoco aportan nada ni vienen a cuento. Que si la mariposa, la leche, el retrato feo del Cristo, el bastón del abuelo, el diógenes, que si el niño llora… Ay, qué pena.