Soy española y, como tal, adoro al valeroso espadachín Íñigo Montoya.
Soy mujer y, como tal, adoro al guapo y amoroso Westley.
He sido niña y, como tal, adoro a la dulce e inteligente Buttercup.
Soy bastante pequeña, y como tal adoro al gigante y bonachón Fezzik.
Y nací en los años 80, así que no adoro pero añoro el rostro del abuelo “Colombo”.

En el título digo que si no la has visto de niño, has perdido parte de tu infancia y creo que es cierto. Y es que esta película tiene todo lo que un niño puede querer ver: piratas, espadachines, gigantes, princesas, reyes, brujos, caballeros, guerreros, malos malísimos y buenos guapísimos y…..besos, también besos.

Pero lo mejor de todo es que si eres adulto y quieres racionalizar el argumento, también te encantará, porque no es más que un cuento que lee un abuelito a su nieto enfermo.

Y tengas más o menos años, siempre puedes disfrutar de las fantásticas escenas de espadachines, de los ingeniosos juegos filosóficos con copas envenenadas o de los paisajes de ensueño en el Reino de Florin donde un “Como desees” puede significar mucho más.

Puede que ser que 30 años después, los efectos especiales hayan quedado obsoletos, pero ninguna película en 3D de las actuales habría podido hacerme desenfundar de mis pantalones una espada de plástico una y otra y otra y otra vez diciendo las míticas palabras de Íñigo Montoya.

Si aún no la has visto, recomiendo que lo hagas, pero…
…………..Como desees