En esta película rodada en blanco y negro, Elvis encarna a una joven "de las montañas", de modales algo rústicos que, por una circunstancia accidental (una pelea en un bar donde al defender a una mujer, termina matando al agresor) es sentenciado a la cárcel. Allí se relaciona con un ídolo de la música country y Elvis le revela su afición a la música y le pide prestada una guitarra a su compañero de celda. A partir de ahí y de un contacto que establece con una mujer que trabaja de publicista para discográficas al salir del presidio, comienza toda una serie de peripecias relacionadas con el progreso en la carrera artística del joven cantante, con algunos traspiés también. La película, con un argumento no muy desarrollado -todo gira en torno a los vaivenes del ascenso musical del protagonista-, tiene no obstante su interés, porque muestra algunas alternativas e inconvenientes que se presentan en el desarrollo de la carrera de un cantante joven: primeros rechazos, defraudaciones, problemas de ego y conflictos de allí derivados, etc. Por otra parte, es demostrativa de la plasticidad física de Elvis, no solamente un reconocido vocalista sino un muy buen bailarín, es decir un artista bastante completo en el campo de la música.