Debe ser que la cosecha de este año no ha dado más que propuestas deslucidas con algún punto de interés muy de vez en cuando. Puede que las últimas películas que he visto, sin ser realmente malas, me hayan agotado hasta tal punto que cualquier cosa con un tono un poquito diferente como es esta "Juno" ya me haga tilín.

Pero la cuestión es que para mí ha funcionado. Sí, ya sé que nadie habla así. Ya sé que las situaciones son irreales. Y sé que la obra está plagada de frases modernillas, de estética cool y de chorradas varias, que ésta era la "película indie" del año y que quería aprovechar el filón tanto comercial como de crítica que proporciona esa vía. Pero también es una película simpática, con una Ellen Page pletórica como Juno que al final me deja con las ganas de encontrarme a alguien así al día siguiente. Y aunque me aburra con sus referencias frikis y su pedantería, la miro con buenos ojos. Ojalá existiera alguien como ella, y sí, en ese momento me olvido de las pretensiones, de las tonterías superguays y de los diálogos impostados. Es una película con encanto.

¿Queréis que hable de ciencia ficción? Pues hablo de ciencia ficción. Está claro que personajes como los que salen aquí no son el pan de cada día, e incluso puede que no aparezca nadie así en la vida real. Pero lo importante, y lo que me hace mella, es que al final de todo eso me quede encantado con ese microuniverso de adolescentes culturetas, padres exageradamente comprensivos y madrastras obsesivas. Si no le pongo la máxima nota, de hecho, es porque al principio me ha costado hacerme a los personajes; lo observaba todo como una rareza de interés creciente, pero que en ese momento no lograba encandilarme.