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Voto de Ghibliano:
10
Romance. Drama Adèle (Adèle Exarchopoulos) tiene quince años y sabe que lo normal es salir con chicos, pero tiene dudas sobre su sexualidad. Una noche conoce y se enamora inesperadamente de Emma (Léa Seydoux), una joven con el pelo azul. La atracción que despierta en ella una mujer que le muestra el camino del deseo y la madurez, hará que Adèle tenga que sufrir los juicios y prejuicios de familiares y amigos. Adaptación de la novela gráfica "Blue", de Julie Maroh. (FILMAFFINITY) [+]
2 de noviembre de 2013
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apenas dos horas después de salir del cine, siento la necesidad de gritar a los cuatro vientos que me acabo de cruzar con una de las películas más auténticas, más sentidas y más fascinantes que se han hecho nunca sobre el amor, la vida y la madurez. Que durante tres horas nos lleva de la mano a conocer el mundo según Adèle, que no decae en ningún momento a pesar de su dilatada narración... en fin, que "La vida de Adèle" es una obra maestra con todas las letras.

No es que pueda añadir mucho a las opiniones ya publicadas tanto de la crítica profesional como de otros usuarios, pero intentaré aportar mi granito de arena sabiendo que lo que menciono ya ha sido destacado y analizado con mucha más exactitud.

Y si hay algo que define esta experiencia, por encima de cualquier otro calificativo, es su naturalidad. La dirección de actrices de Kehiche raya a un nivel casi perfecto. Me dicen que éste es un documental con cámara oculta y me lo creo. Detalles como que a Adèle se le enrede el pelo en la cara cuando está en medio del acto y se lo tenga que apartar, el moqueo y los sofocos al llorar, la confusión al ver que te han preparado una fiesta sorpresa y más reacciones fácilmente eludibles hacen que esta película te sumerja en su ficción de forma que la llegues a aceptar como una realidad.

Esto por supuesto no es posible sin una labor actoral de primer nivel, y aunque la regularidad de todo el reparto es digna de elogio, la pareja protagonista se lleva la palma. Léa aporta una interpretación sobresaliente, sabe transmitir muy bien el magnetismo inicial de su personaje, y posteriormente según vamos conociéndole logra crear un retrato muy consistente de su personalidad. Pero así y todo, quien carga con el peso de la película es Adèle Exarchopoulos. Cualquier adjetivo se queda corto con ella: hay que verlo para creerlo. Muy pocas veces una actriz se ha mimetizado tanto con su personaje. En sus gestos, sus diálogos, incluso en su respiración y en sus pausas.

La narración situacional, a nivel de diálogos, de reacciones, etcétera, es fantástica, cuidada hasta el mínimo detalle; un ejemplo está en las escenas con los amigos y compañeros de Emma, en las que se nos muestra que Adèle sólo puede seguir el ritmo de las conversaciones y las referencias artísticas hasta cierto punto. Y eso ayuda a que el ritmo se mantenga a pesar de las elipsis narrativas de la historia principal. Que por otro lado a mí me parecen tan magistrales como el resto de la película. Ponen mucho énfasis en la brusquedad de los acontecimientos de la trama, al mismo tiempo que ahorran gastar metraje en subrayar en exceso unos procesos que se pueden entender perfectamente con la información que se da.

Sobre la polémica de las escenas de sexo... creo que el hecho de que la película se recree tanto y que haga una exploración tan detallada de las escenas entre Emma y Adèle no deja de ser una forma de resaltarnos lo mucho que significa para la propia Adèle esto, como descubrimiento de sus propios impulsos carnales y como una prueba de la intensidad de su pasión, cosa que más tarde será muy relevante en la trama y en el desarrollo personal de la protagonista. Y es que otra de las cualidades importantísimas de esta historia es el tiempo (en metraje) dedicado a cada situación. No dura lo mismo una escena de sexo que otra, ni una discusión que otra... Esto cobra importancia especialmente, además de en la mencionada, en las que considero las dos mejores escenas de toda la película*.

En resumen, y aunque "La vida de Adèle" es en muchos sentidos una historia estándar de amor y crecimiento personal; lo que la hace especial por encima de todo es su capacidad para hacerte empatizar, y eso lo consigue mediante una exposición minuciosa de los rasgos de sus personajes. Su mayor cualidad es ser capaz de hacerte creer que lo que estás viendo es real, que lo que hay en la pantalla son gente normal con dramas normales. Es de destacar también que aunque sea una historia de amor lésbico la homosexualidad nunca pasa a formar parte del discurso, está ahí simplemente como algo que forma parte de la experiencia de sus personajes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ghibliano
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