La peli no pasa de ser otro típico drama sentimentaloide, en el que, sin saber muy bien por qué, Sarah, el álter ego de "Morritos" Jolie, se dedica a perseguir un tanto gafemente a Nick, un Clive Owen correcto en su papel de duro bueno. Todo ello le sirve a Martin Campbell para hacerse un viaje por medio mundo y meter cargas de moralina a tutiplén, de una manera un tanto infantil. La peli está plágada de tópicos y situaciones a menudo absurdas y no demasiado bien resueltas, aunque con fogonazos intensos. A menudo da la impresión de que lo que se pretende contar no está demasiado bien engranado, faltan explicaciones que ayuden a hacer medianamente coherente la historia, que salta tanto en el espacio como en el tiempo sin detenerse un segundo en que la cosa resulte al menos un poco creíble. Curiosamente, lo más aceptable de la peli sucede al final, lo que siempre es de agradecer.
Por cierto, el título en español es nefasto, comparado con el Beyond Borders (A través de las Fronteras) original.