Según un concepto pseudocientífico de la nueva era, explica la Wikipedia, los niños índigo poseen rasgos o habilidades especiales y, a veces, sobrenaturales. A estos niños, Stephen King les atribuiría un resplandor y Shyamalan les haría ver, en ocasiones, muertos. EL ÚLTIMO ESCALÓN, dirigida por el muy conocido guionista David Koepp, cuenta también con un niño índigo que tiene "los ojos" y en ocasiones ve plumas.
Es Kevin Bacon, uno de los actores más carismáticos desde que le dio por pelearse con Steve Martin para coger un taxi al comienzo de unas vacaciones por Acción de Gracias, el protagonista de EL ÚLTIMO ESCALÓN. Y al irradiar ese magnetismo, que no asombrando al mundo por sus dotes interpretativas, sostiene el de Pensilvania una película de buenos y malos y espíritus vindicantes. A su lado, Kathryn Erbe, la adolescente de ¿Qué pasa con Bob?, y Kevin Dunn, con mejor pinta en El método Williams, de 2021, que en ésta, de 1999. Como el viejo Gregor de Boris Grushenko, que era más joven que el joven Gregor.
Si uno es capaz de aceptar que todo parece inventado por cuanto a lo que al terror en el Cine se refiere, aceptará, también, EL ÚLTIMO ESCALÓN. Si no, si se busca originalidad, es mejor pensar en don Ramón Gómez de la Serna a lomos de un elefante.