La mínima tensión narrativa está condicionada por el hecho de que el espectador tenga que situarse a favor de la postura que propone el pseudoautor, y es legitimar el deseo de venganza de la joven, que visiblemente no estaba ilusionada con su matrimonio (el pibe en cuestión aparte de ser un poco parado tiene además problemas de erección), se mete en la fiesta de unos chavales que estaban haciendo fiesta en el jardín de una casa, acepta bebida que la ofrecen y se enrolla con el más agraciado. Cuando van a garchar, el amigo gordo y bruto se quiere apuntar a la joda, el guaperas en un gesto de tremenda consideración se aparta para que el mantecoso remate la faena (a la fuerza, es cierto, a nuestra pichoncita obviamente que solo la valía el tío bueno, luego adivinen ustedes quien es son los superficiales...) y luego hay otro tarado por ahí que filma la secuencia.

El problema es que la protagonista no se aplica el más mínimo sentido de responsabilidad y de autocrítica. Le daba igual ser infiel previo al matrimonio, pero cuando se la coge el turro obeso lógicamente se siente humillada. El problema es ese. Si hubiera follado con el que quería no pasa nada, pero su orgullo empoderado no la deja ser consecuente y se la toma con todos, incluído con el paladín de músculos bronceados que tan loca la volvía una hora atrás. ¿Qué pasó? ¿Buscaba un príncipe la princesa que la proteja? Camina sola a una casa que no conoce, habiendo estado chupando previamente toda la tarde, toma más, se va a fifar al más bueno y es un derecho que encima este la tiene que cuidar de cualquier pelotudo salido y drogado que pueda pulular por allá? Así es como parece tienen que funcionar los cuentos de hoy en día, su realeza puede estar haciendo lo que se le cante en gana y encima ha de consiguir lo que quiere o de lo contrario el mundo es opresivo y patriarcal. Y como tal es lógico y legítimo que luego se los quiera cargar a todos sin contemplación, cuando el pibe con el que se estaba morreando no abusó de ella en ningún momento. Al gil con cara de muerto que escogió como prometido le cuenta la versión que le interesa claro, que la clavaron a la fuerza, pero su intento de affaire se le olvidó mencionarlo.

Si razón tenía Romano en la única frase que hay con sentido en todo el filme:

-Quedate acá y no armés más quilombo, que ya hiciste bastante.

Y llamo también la atención al resignado discurso por parte del orondo Max a su amigo, en el que se quejaba acerca del desigual reparto de placeres carnales que retribuye esta vida tan dura:

"Siempre todo es para vos, cogen con vos, os chupan la minga a vos..."

Cuánta verdad y cuánto dolor hay en esa frase... Yo le entiendo perfectamente, su filosofía se apoya en el refrán popular español, 'aquí o follamos todos o matamos al puto'.