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Voto de El Extranjero :
5
Thriller Bobby Rayburn lo ha sido todo en el béisbol. En el ocaso de su carrera consigue un gran contrato para volver a los San Francisco Giants, el equipo de su ciudad natal. Uno de sus seguidores, Gil Renard, consigue olvidar sus problemas personales (una exmujer que le odia, un hijo que le teme y un trabajo que está a punto de perder) gracias a su obsesión por el béisbol. Tanto es así que está dispuesto a hacer lo que sea para que Rayburn ... [+]
5 de enero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
De Niro, que se habría quedado con ganas de vestir más trajes extravagantes igual que en 'Casino', no desaprovecha la oportunidad y de paso, tampoco se priva de sacar a relucir los ecos de sus trabajos más instalados en el imaginario colectivo, los de los sociópatas Travis Bickle y Max Cady. Como también había presenciado en la obra maestra del año anterior, a su compañero Joe Pesci, amenazar con abrirles la cabeza a puercos irlandeses y a focas sebosas de toda índole, aquí recoge gustosamente el testigo de su gran amigo y se ensaña con el cráneo de su antiguo entrenador infantil de béisbol.

Yo le entiendo muy bien, y diría que su degeneración obedece a que trata de codearse con alguien que pertenece a un estatus privilegiado, y él es un vendedor, antaño fabricante, de cuchillos en paro (un perfeccionista anticuado, que cree realmente en lo que hace, que no sirve como hombre de negocios -timador, especulador capitalista, mejor dicho- que haga ganar dinero para la compañía para la que trabaja vendiendo mal material a bajo precio; sino que es un artesano que cree en su talento), un perdedor resentido.

Porque a todos los deportistas de élite, actores, cantantes a los que admiramos y cuya obra tan fervientemente seguimos, efectivamente no les importamos lo más mínimo como individualidades, sino solo como consumidores en masa que compran su arte y permiten que tengan su alto tren de vida. Porque cuando alguien que tiene mucho menos se acerca a otro más pudiente, está claro que en el 99,5% de los casos va a tener un interés detrás, esto es así.

Claro, tu puedes admirar a quien quieras (esta película apunta a que De Niro admira a un jugador de béisbol en concreto porque él es una promesa frustrada), y te puede nacer 'ayudar' a esa estrella (aunque bueno, el concepto que tiene de 'ayuda' el tío Bob pasa por acuchillar a otro tío, y efectivamente, sirvió de gran punto de inflexión para que Snipes volviera a arrasar en el juego, mientras Benicio del Toro estaba vivo, Snipes no conectaba un golpe, por lo que la 'ayuda' mágica por parte de Robert de Niro ha sido crucial, de hecho si se hubiera quedado ahí, habría sido perfecto para Snipes), pero en ese caso, lo siguiente que va a ocurrir es que inconscientemente te va a dar por reclamar reconocimiento (en plan, mira lo que he hecho por ti, maldito cabrón, ahora quiero tu reconocimiento, pasar a ser (por una vez en mi triste vida) alguien importante para ti (y de paso para cuántos más mejor, pues siempre me he sentido muy ninguneado)).

Él tiene razón (o la película eso lo explica bien), ellos nos ignoran, no solo eso, sino que muchas veces al sentirse superiores te pueden tratar con prepotencia y desprecio absoluto, a ti, que te gastas medio sueldo para ir a ver un concierto suyo. Todos esos futbolistas a los que seguimos... la mayoría son un atajo de veinteañeros arrogantes, ostentosos, lascivos y superficiales que no saben qué más pueden hacer para remarcar al mundo entero lo asquerosamente ricos que son.

Mientras revisaba esta película me acordé de que un conocido me dijo una vez que le parecía una tontería que yo dedicará tanto tiempo a ver cine, porque aquello ni era la vida real, ni yo le importaba a ellos, en cambio gracias a que gente como yo, que vemos su cine, ellos están en sus mansiones, etc. Y al tío no se le podía quitar su parte de verdad.

Leguizamo está en estado de gracia, interpretando al ocurrente e ingenioso representante de Snipes, sin embargo el papel de Ellen Barkin es de lo más corriente y estereotipado; aparte de que a ella siempre le daban papeles muy parecidos, muchos de los guiones que se escribían para mujeres eran demasiado genéricos e impersonales, personajes secundarios nada inspirados ni memorables.

Robert de Niro se da un aire al Micheal Douglas de 'Un día de furia', en el sentido de que es un fracasado de mediana edad, pero que en realidad le chifla la violencia y padece disociación, porque niega, exagera, deforma, retuerce o manipula la realidad. Pero aquella película es infinitamente superior por el inquietante discurso y lo retorcido de las situaciones, el guión de la presente es un tanto más limitado.
El Extranjero
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