-Lo bueno seguramente se reduzca a la tensa escena de persecución vivida por la protagonista con un matón muy peligroso en el ecuador de la película.

-Que Michael Douglas (el papel más soso que le he visto a este rey del carisma en mucho tiempo) al final no resulte ser uno de los malos, es indudablemente un alarde de originalidad, pues la película incitaba con descaro a pensar que sí lo era. No tengo muy claro si englobarlo como algo bueno o malo, pero optaré por lo segundo debido al clamor de los indicios que le hacían ver como artífice de la conspiración (de lo contrario no es creíble su parsimonia a los ataques de pánico de su mujer con cada nuevo hallazgo) y a la comentada poco inspirada actuación. Bujold tampoco ha resultado ser el santo de mi devoción, no puedo decir que sea una actuación mala pero tampoco que me ha maravillado.

Lo malo.

-Lo del tráfico de órganos lo tengo ya muy visto. No me ha logrado impresionar.

-El castigo. En los tres minutos finales detienen al vejete y ya está. Él era el único responsable, promotor y artífice, un Hitler sin abominables secuaces detrás. Él solo. Lo que se dice un autónomo en toda regla. De las misteriosas instalaciones nada se sabe tampoco, ni siquiera se llega a entrar y a armar un buen tumulto que es lo que haría un buen prota de una peli de acción del último cuarto del siglo pasado como Dios manda. Tanto terror (fantasioso también, anda que no huele a cutre cuento de risible terror, hala, muerto porque sí y para la hamaca) y ninguna baja de un solo extra.