¿«Mulan» tiene más nota que «Pocahontas»? Pero qué...

Supongo que el valor de una película reside en sus niveles de feminismo empoderado, y ya es que ni se disimula. «Mulan» no está mal como mero entretenimiento y es muy correcta desde el punto de vista técnico, aunque desde luego le falta la visión cinematográfica, con empaque, que tenían obras anteriores de Disney; por ejemplo, en aspectos como fotografía, montaje o banda sonora. La historia básica entretiene, sin más, y a veces es hasta simpática.

Pero ciertamente tiene problemas, y son problemas de guion, de mera historia. Es que, a ver, estos típicos personajes que no saben nada, no han hecho nunca nada, no tienen habilidades especiales de ningún tipo, y de repente, en tres días se hacen los mejores y superan a gente que lleva toda la vida trabajando en ello; estos personajes, digo, me repatean. Mulan es uno de esos personajes. Esta chiquilla de, no sé, ¿dieciséis años?, ¿dieciocho?, que a lo único a lo que se ha dedicado es a hacer té, a peinarse y a jugar con su perro, resulta que es la mejor soldado de toda China. ¿Me explicas?

El resto de hombres son unos inútiles, de acuerdo, pero ¿y el General? Es que no me lo creo, en serio. El General Li Shang, que lleva, literal, toda su vida en el ejército y con un padre militar, pues es un incompetente que termina por no hacer nada en la trama; porque, claro, tiene que ser ella quien lo haga todo, absolutamente todo. ¿Para qué me pones a Shang en la historia? ¿Para qué? En el fondo tiene el papel de trofeo para Mulán, de nada más. Quizá por esto mismo el romance es tan de pacotilla; quizá pensando que Shang es gay, o bisexual, se entiende que se enamore de ella de un minuto al siguiente porque, vamos, como mujer no hablan ni dos palabras.

En fin, justita.