Con «Plan oculto» deberíamos aplicar el famosísimo y siempre tan práctico principio de que la explicación más sencilla suele la correcta o, en otra variante literaria y sherlockoniana (lo sé, no existe esta palabreja, pero ¿qué pasa?) de: eliminado lo imposible, lo que quede, por improbable que parezca, será la verdad. A lo mejor es que Gewirtz no ha leído a estos autores, pero tú seguro que sí, así que no te dejes engañar por los trucos de trilero que el atracador Dalton ejecuta ante tus narices.

Vale que este thriller dirigido por Spike Lee es entretenidísimo y tiene unos puntos de humor grueso y machista, de macho, que son muy divertidos. Vale que el reparto es de lujo y las correspondientes interpretaciones de quitarse el sombrero; ojo a que el genial Denzel Washington lleva uno puesto, un policía elegante, sí señor. Christopher Plummer impone presencia y veteranía; a Clive Owen no se le ve la cara durante una hora mínimo pero no le hace falta para que nos dé miedito, Jodie Foster pues estupenda, claro, y la pena es que Willem Dafoe salga tan poco, merecía algo más que figurar como policía que vigila el cotarro. El estilo de Spike Lee es original y principalmente comprometido: la multiculturalidad y pluralidad étnica de la película no son casualidad.

De acuerdo en todo, pero ese guión de Russell Gewirtz es un pequeño timo. Su mayor mérito podría consistir en que tardas en reaccionar y darte cuenta de que lo es, pero como bien dicen por ahí apenas resiste la prueba del repaso posterior al «Fin». De hecho, de primeras te choca que la policía dé por cerrado un caso en el que, repito, la explicación más sencilla es la correcta y donde descartado lo imposible, el resto será la verdad por improbable que parezca. Spoiler al canto.

Un referente moderno de atracos de bancos con delincuentes que se mueven en esa fina línea del bien y del mal. Resultona.