Haz click aquí para copiar la URL
España España · Málaga
Voto de Kaori:
3
Drama Jesús, un carpintero de Nazaret, decide atender la constante llamada de Dios. Pero cuando está a punto de completar su misión, debe hacer frente a la mayor de las tentaciones y realizar un sacrificio para salvar a todos los hombres. (FILMAFFINITY)
17 de junio de 2012
13 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es evidente que en «La última tentación de Cristo» hay que diferenciar dos aspectos: las cuestiones ideológicas y las cinematográficas. En lo segundo parece que hay unanimidad, mientras que lo primero levanta ampollas. Yo, tentando como siempre al NO, discrepo de prácticamente todo.

Técnica y artísticamente es lo que es: puro Scorsese. Si este director te gusta, te apasionará; si no, lo dudo bastante. Su estilo característico, antinatural y forzado, rudimentario por momentos, es decepcionante. Tanto es así, que tengo la constante sensación de estar viendo una película de sobremesa. También hay que reconocer que algunas imágenes están muy conseguidas, como por ejemplo las secuencias de Jesús en el desierto. En general, sin embargo, deja un sabor desagradable, quizá por la abigarrada y sucia ambientación, por esos extras tan incompetentes y por ese gusto que parece mostrar hacia lo deforme, lo humillante y lo horrendo.

La historia, por supuesto, es polémica, pero lo que me sorprende es que muchos se queden en lo anecdótico y no en lo fundamental. Que Jesús practique sexo no es lo escandaloso; el verdadero escándalo radica en convertirlo en un hombre vulgar y corriente; un tipo gris, simple, lejos de cualquier virtud noble y bella. Un hombre cualquiera, más político que dios, lleno de defectos, claro, porque «lo normal» es ser imperfecto y todo lo bajo que se pueda. No sólo se le desacraliza y se cuestiona su naturaleza divina (con lo cual es ya casi imposible entender a Jesús), sino que encima se le niega su liderazgo espiritual.

Parece que esa persistente manía de «humanizar» a Jesús es una forma de sentirnos mejor con nosotros mismos, ya que sabemos que nunca llegaremos a su grandeza humana: que nunca pondríamos la otra mejilla, que el sacrificio no está en nuestro vocabulario, que nunca amaremos al enemigo y querremos más bien poco al prójimo. Sabemos que en la comparación salimos perdiendo y quizá por eso se le trata de rebajar, allanarlo, materializarlo y hacer de él uno más con quien, cobardemente, nos sintamos más cómodos.

Así pues, tanto por la forma como por el contenido, aprovechable en algunos aspectos, pero, en definitiva, bastante floja.
Kaori
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow