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Voto de Jark Prongo:
8
5,4
36
11 de julio de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El nombre de Greg Daniels igual no os dice nada de primeras pero ha sido muy importante en vuestras vidas sin saberlo vosotros. Suyos son dos de los mejores capítulos de Los Simpsons, Homer Badman y Bart Sells His Souls; decir eso es atribuirle dos de los momentos cumbre de la cultura occidental. No contento con que el interrogatorio de la tv a Homer, esa manipulación de la realidad por unos puntitos más de cuota de share, todavía siga siendo de absoluta vigencia y sin visos de quedar obsoleta jamás por mucho tiempo que pase, también hizo King Of The Hill, Parks And Recreation y la versión estadounidense de The Office. Fue en esta última donde el hombre se salió ya del todo usando la base de la original británica de Ricky Gervais y Steven Merchant: supo darle una nueva identidad cambiando un mucho el tono y otro poco la forma para obtener un producto diferente y superior en su resultado al modelo del que partía.
Pues bien, no todo el mérito es de Greg Daniels. Jenna Fischer, quien hiciese de Pam en la serie, obtuvo dicho papel gracias a su actuación en Lollilove. Un falso documental que guionizó, dirigió e interpretó justo un año antes y que, al verlo, es difícil negar la evidencia de que el tono y forma de The Office USA es en buena medida el que fue gracias a este esbozo, a este protopiloto. Es tan evidente que hasta en la serie el propio Greg Daniels dirigió y guionizó un episodio tributo a la obra de Jenna, aquel de la carrera benéfica que organiza Michael Scott para limpiar su conciencia tras estampar el coche contra el de una empleada, el del eterno lolz del Michael Scott's Dunder Mifflin Scranton Meredith Palmer Memorial Celebrity Rabies Awareness Pro-Am Fun Run Race for the Cure. El caso es que si bien las pantomimas en una y otra ficción son con distintos fines, sus instigadores para nada malintencionados al extremo, a lo sumo movidos por lo suyo y por el bien a los demás a partes iguales. Jenna Fischer y su entonces marido James Gunn haciendo de sí mismos moldean a Michael en Lollilove, sobre todo él. Es torpe, mira por sí mismo y lo hace pasar por filantropía e incluso la chorrada que se le ocurre en pos de un mundo mejor para los más necesitados no deja de ser product placement de lo suyo y publicidad de su persona, pero en el desarrollo de Lollilove también vemos a una pareja convencida, echándole ganas y fuerzas para que salga adelante la iniciativa. Gente mal haciendo las cosas todavía peor pero con un encono e inocencia encomiables, que casi les redimen de lo primero.
Esto es porque Jenna Fischer en Lollilove no se ceba en las personas, en sus personajes. No realiza una sátira tan frontal como la que hiciese Chris Morris en The Day Today en el sketch Jam Festival, aquel de la señora que monta una astracanada benéfica para recaudar fondos para los mendigos y se va escaldada del plató porque el propio Morris le dice que sólo busca protagonismo haciendo esa mierda y que habría recaudado más de lo obtenido subastando perros o pidiendo ella en persona a las puertas del metro de lo fea que es. Posible base también para Lollilove, si ahí Morris se ponía hecho una hidra porque la pobre señora representaba todas esas maniobras basura del Siente Un Pobre En Su Mesa Pero No Se Olvide De Hacerse Un Selfie Con Él Y Subirlo A Una Red Social, Jenna prefiere abundar en lo naive de lo que lleva a gente adinerada a montar iniciativas propias de subnormales. En las energías, ganas e ilusiones que invierten en ello. Lollilove es esa presentadora de TV poniéndose guapa para posar en un calendario asiendo a una niña con síndrome de down, es ese futbolista sosteniendo un juguete solidario con una sonrisa de oreja a oreja, es eso que ellos ven bien y cualquiera con dos dedos de frente sufre al verlo, es la sudadera solidaria contra el cáncer de Eme DJ. La inconsciencia pura, que si hay una malicia real de buscar el beneficio propio en una acción dirigida a los demás sea eso, puramente inconsciente o fruto de la falta de luces.
Pues bien, no todo el mérito es de Greg Daniels. Jenna Fischer, quien hiciese de Pam en la serie, obtuvo dicho papel gracias a su actuación en Lollilove. Un falso documental que guionizó, dirigió e interpretó justo un año antes y que, al verlo, es difícil negar la evidencia de que el tono y forma de The Office USA es en buena medida el que fue gracias a este esbozo, a este protopiloto. Es tan evidente que hasta en la serie el propio Greg Daniels dirigió y guionizó un episodio tributo a la obra de Jenna, aquel de la carrera benéfica que organiza Michael Scott para limpiar su conciencia tras estampar el coche contra el de una empleada, el del eterno lolz del Michael Scott's Dunder Mifflin Scranton Meredith Palmer Memorial Celebrity Rabies Awareness Pro-Am Fun Run Race for the Cure. El caso es que si bien las pantomimas en una y otra ficción son con distintos fines, sus instigadores para nada malintencionados al extremo, a lo sumo movidos por lo suyo y por el bien a los demás a partes iguales. Jenna Fischer y su entonces marido James Gunn haciendo de sí mismos moldean a Michael en Lollilove, sobre todo él. Es torpe, mira por sí mismo y lo hace pasar por filantropía e incluso la chorrada que se le ocurre en pos de un mundo mejor para los más necesitados no deja de ser product placement de lo suyo y publicidad de su persona, pero en el desarrollo de Lollilove también vemos a una pareja convencida, echándole ganas y fuerzas para que salga adelante la iniciativa. Gente mal haciendo las cosas todavía peor pero con un encono e inocencia encomiables, que casi les redimen de lo primero.
Esto es porque Jenna Fischer en Lollilove no se ceba en las personas, en sus personajes. No realiza una sátira tan frontal como la que hiciese Chris Morris en The Day Today en el sketch Jam Festival, aquel de la señora que monta una astracanada benéfica para recaudar fondos para los mendigos y se va escaldada del plató porque el propio Morris le dice que sólo busca protagonismo haciendo esa mierda y que habría recaudado más de lo obtenido subastando perros o pidiendo ella en persona a las puertas del metro de lo fea que es. Posible base también para Lollilove, si ahí Morris se ponía hecho una hidra porque la pobre señora representaba todas esas maniobras basura del Siente Un Pobre En Su Mesa Pero No Se Olvide De Hacerse Un Selfie Con Él Y Subirlo A Una Red Social, Jenna prefiere abundar en lo naive de lo que lleva a gente adinerada a montar iniciativas propias de subnormales. En las energías, ganas e ilusiones que invierten en ello. Lollilove es esa presentadora de TV poniéndose guapa para posar en un calendario asiendo a una niña con síndrome de down, es ese futbolista sosteniendo un juguete solidario con una sonrisa de oreja a oreja, es eso que ellos ven bien y cualquiera con dos dedos de frente sufre al verlo, es la sudadera solidaria contra el cáncer de Eme DJ. La inconsciencia pura, que si hay una malicia real de buscar el beneficio propio en una acción dirigida a los demás sea eso, puramente inconsciente o fruto de la falta de luces.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Hecha con tan sólo dos mil dólares y editada por la Troma, Lollilove es imprescindible para todo fan del mockumentary y de Christopher Guest. Comienza con Jenna y James en su casaza –la real- explicando un poco la movida y los duros comienzos, y ahí ya hay que cogerles cariño por mucho de que se satirice con no poca mala hostia. Ellos, ricos, a falta de un hobby que llene sus vidas escogen el camino de la filantropía para suplir y llenar esas durísimas horas de ocio sin actividad que las ocupe que tiene la gente adinerada y sin problemas, y ahí da inicio el festival de risas y facepalms. Los destinatarios de su caridad botarate son escogidos de un listado de posibles que explican muy serios en qué consisten y cuál es el drama que hay tras ello vinculándolo a su vida, y ya después se van en búsqueda de un espónsor que dé soporte económico a su puta mierda de idea, porque claro, son ricos pero lo mismo no pueden rescatar sus ahorros de los fondos de inversión que tienen a tiempo para llegar con sus chupa chups motivadores a los mendigos. En dicha búsqueda cenan con Jason Segel y Linda Cardellini haciendo de sí mismos, que eran pareja real de aquellas, y es la última la que ha de poner un poco de sensatez diciéndoles que ni un duro les van a dar y mucho menos con esa ocurrencia que les plantean. Es finalmente un hombre de negocios el que se rinde a su dramatización, cumbre de la comedia que incluye un monólogo de James a la altura de aquel ”a veces pienso que si yo hubiera estado en las torres gemelas el once de septiembre no las habrían derribado” que figurase en el Un Día Con Amenábar del Alberto González Vázquez que aún hacía algo de gracia. Y ya, con toda la parafernalia lista para empezar a ejercer la necia caridad™, Lollilove adquiere la forma de un mondo –aprovechando la presencia de una tv local que va a cubrir la performance- y se desmadra en el tema del lograr comedia de altísimo nivel mientras denuncia cosas muy feas, quedando para el recuerdo eterno la secuencia del mendigo tronado que escupe a James Gunn a cámara lenta cuando éste iba a darle una paliza por haberle dicho obscenidades a Jenna Fischer y el pobre James grita de horror porque tiene fobia a los gérmenes. En el epílogo es donde mayor mala hostia aparece, pues esa naturaleza naive de los protagonistas les lleva a afirmar –sin ironía ni sarcasmo- que El Holocausto guay porque gracias a él mucha gente ha ganado Oscars y Steven Spielberg mazo de dinero con aquella peli de la lista de uno no tan listo como él, que fijaos qué de conclusiones tan bonitas se extraen de ello y del hecho de que el personaje de James duplique su fortuna gracias a un cómic basado en su incidente con el mendigo que escupía. Las mismas casi que del hecho que ninguna feminista haya abierto jamás la boca para reivindicar ni a esta obra ni a Jenna Fischer, quizá porque en buena medida el feminismo muchas lo entienden a la manera de quien ve en la caridad una trampolín a cualesquiera objetivos que se marque en lo personal y Lollilove desmonta esa horrible actitud.