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Voto de Erizio:
9
7,3
100.800
Animación. Comedia. Infantil
Remy es una simpática rata que sueña con convertirse en un gran chef francés a pesar de la oposición de su familia y del problema evidente que supone ser una rata en una profesión que detesta a los roedores. El destino lleva a Remy a las alcantarillas de París, donde su situación no puede ser mejor, ya que se encuentra justo debajo de un restaurante que se ha hecho famoso gracias a Auguste Gusteau, una estrella de la nouvelle cuisine. A ... [+]
12 de agosto de 2007
21 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
ANIMALES PERSONIFICADOS
Todo el mundo se queja de esas pelis con animalitos parlanchines que inundan el cine de animación, que nos hablan siempre de la amistad y el rechazo. Sin embargo, resulta irónico que ese tipo de películas, que aún hay quien considera que sólo son para niños, sean las que mantienen el listón del cine a una altura decente. Y "Ratatouille", en especial, es una de esas historias que, sin ser novedosas, consiguen colarse en el corazón de uno, y no desaparecer. Una sencilla obra maestra.
Recuerda al cine de Chaplin, en el que se alternan momentos cómicos con un torpe protagonista (de hecho, Linguini me recordó en más de un momento a Charlot), con el drama más tierno, y con un texto final que desde luego, sorprende por su buen hacer y su capacidad de emocionar al más pintado. Si es tan comentado, desde luego no es por nada. Una crítica tan aplicable a la propia película, como sincera en sus palabras. Unas verdades como templos pronunciadas con el corazón, que quizá no haga que la gente cambie, pero que, desde luego, hará que se mire con otros ojos.
Aparte de eso, tenemos una animación portentosa, que posee un grado de realismo bastante alto, pero conservando aún el aspecto caricaturesco, como obra de dibujos animados que es. Una banda sonora a la altura, con temas bastante melancólicos compuestos por Michael Giacchino, unos personajes entrañables, y que no importa que en algún momento se caiga en el extremismo o en el tópico. Sinceramente, tal y como está tratado, sigue fascinando, y cada momento que vemos al personaje de Remy mudo, dan ganas de buscar por todo el universo una ratita como esa. Un carisma casi imposible. Un ritmo lo suficientemente alto para no poder aburrir en ningún instante, con sus momentos cómicos, dramáticos y de aventuras genialmente resueltos (sobretodo estos últimos).
Total, que es una delicatessen. Es un plato que podrías probar una y otra y otra vez, y aunque su sabor siempre te resultara familiar, tendrá un toque que lo hace mejor todavía, que te trae magníficos recuerdos, y los invoca en el presente. Una maravilla, en la que el último bocado es aún mejor si cabe. Una buena muestra de lo que el cine de animación tiene que enseñar a la mayoría del cine actual: a realizar la película con la cabeza, y también con una gran parte del corazón. Y yo, de corazón, doy las gracias a Brad Bird por este diamante en bruto, que me ha dejado los ojos al borde del lloro, y el corazón encogido.
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PERSONAS ANIMALIZADAS
Si existe una razón por la que cada vez acuda menos al cine, aparte del precio de las entradas, que como te falle la intuición y veas un truño puedes acabar reventando alguna pared, es la incomodidad que se puede sentir en tal lugar. Me explicaré (En el spoiler, por el espacio):
Todo el mundo se queja de esas pelis con animalitos parlanchines que inundan el cine de animación, que nos hablan siempre de la amistad y el rechazo. Sin embargo, resulta irónico que ese tipo de películas, que aún hay quien considera que sólo son para niños, sean las que mantienen el listón del cine a una altura decente. Y "Ratatouille", en especial, es una de esas historias que, sin ser novedosas, consiguen colarse en el corazón de uno, y no desaparecer. Una sencilla obra maestra.
Recuerda al cine de Chaplin, en el que se alternan momentos cómicos con un torpe protagonista (de hecho, Linguini me recordó en más de un momento a Charlot), con el drama más tierno, y con un texto final que desde luego, sorprende por su buen hacer y su capacidad de emocionar al más pintado. Si es tan comentado, desde luego no es por nada. Una crítica tan aplicable a la propia película, como sincera en sus palabras. Unas verdades como templos pronunciadas con el corazón, que quizá no haga que la gente cambie, pero que, desde luego, hará que se mire con otros ojos.
Aparte de eso, tenemos una animación portentosa, que posee un grado de realismo bastante alto, pero conservando aún el aspecto caricaturesco, como obra de dibujos animados que es. Una banda sonora a la altura, con temas bastante melancólicos compuestos por Michael Giacchino, unos personajes entrañables, y que no importa que en algún momento se caiga en el extremismo o en el tópico. Sinceramente, tal y como está tratado, sigue fascinando, y cada momento que vemos al personaje de Remy mudo, dan ganas de buscar por todo el universo una ratita como esa. Un carisma casi imposible. Un ritmo lo suficientemente alto para no poder aburrir en ningún instante, con sus momentos cómicos, dramáticos y de aventuras genialmente resueltos (sobretodo estos últimos).
Total, que es una delicatessen. Es un plato que podrías probar una y otra y otra vez, y aunque su sabor siempre te resultara familiar, tendrá un toque que lo hace mejor todavía, que te trae magníficos recuerdos, y los invoca en el presente. Una maravilla, en la que el último bocado es aún mejor si cabe. Una buena muestra de lo que el cine de animación tiene que enseñar a la mayoría del cine actual: a realizar la película con la cabeza, y también con una gran parte del corazón. Y yo, de corazón, doy las gracias a Brad Bird por este diamante en bruto, que me ha dejado los ojos al borde del lloro, y el corazón encogido.
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PERSONAS ANIMALIZADAS
Si existe una razón por la que cada vez acuda menos al cine, aparte del precio de las entradas, que como te falle la intuición y veas un truño puedes acabar reventando alguna pared, es la incomodidad que se puede sentir en tal lugar. Me explicaré (En el spoiler, por el espacio):
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Decides la peli, te sabes el horario, y acudes al cine en consecuencia. Es fin de semana, la cola es kilométrica, y el avance mínimo. Como la pantallita donde te ponen los horarios de las distintas pelis y el precio de las entradas apenas es grande, pues te encuentras con que la gente está preguntando en las taquillas la hora a la que echan tal o cual comedia española de sal gorda, o rebuscando entre sus carteras calderilla para pagar los 7 eurazos de la entrada, con monedas de 20 céntimos. Para cuando llegas y tardas en recoger tus entradas y las vueltas en un tiempo mínimo, te empiezas a descolocar y acabas como en un partido con lluvia: echando humo.
Confieso ser un aficionado de las palomitas, pero procuro comerlas únicamente en secuencias en las que el sonido es tan atronador que el crujido del maíz ni se note. Al ir a comprar, te encuentras de nuevo con la gente calderilla, sacando en esta ocasión la artillería pesada, incluyendo en ocasiones monedas de 5 céntimos y todo, o bien con un billetaco de los que te preguntas si no será la primera vez que ves uno de esos tan de cerca. Y aparte los que se preguntan qué van a pedir cuando ya les toca... Porque ahora, además de palomitas, hay patatas, nachos... e incluso gofres he visto. De nuevo, eres tú el que menos tarda en pedir y pagar.
Entras con la hora encima, buscas tu butaca en tinieblas, y como es una peli familiar, tienes a tu lado críos gritones: de hecho, aunque llenarais entre tú y tus amigos tres filas, y decidieras ponerte en pleno medio, tendrías críos maleducados al lado. Para colmo, hay problemas con el proyector, y ya tienes a los chavalines gritando, dando patadas, etcétera. Cuando por fin empieza la proyección, se quejan en alta voz de los anuncios, del corto de Pixar, etc. Y cuando empieza la peli, tan pronto comentan con el volumen puesto en 'tasca', que si eso molaba porque ya lo vio en el anuncio, te cuentan la escena, se ríen de forma que eclipsa el sonido de la cinta, y durante varios minutos, pensando que vale, era gracioso, pero no para tanto, y que si eso, te puedes tapar la boca con las manos para no molestar. Pero modales no han debido enseñarles demasiado, posiblemente, oyes el ruido de las bolsas de patatas, de los sorbos del refresco a todas horas, empiezas a pensar que tendrás insomnio. Encima, delante tuyo está el que con sus pelos de superguerrero no te deja ver nada, y con un poco de mala suerte, el yoni y la yeni, que como bien diría Kingo, van al cine a merendar.
Y de repente, algo sucede. Comienza ese monólogo, la sala entera queda en silencio. Ese silencio se mantiene hasta que comienzan los créditos, en donde se rompe con un estruendoso aplauso. Es entonces cuando realmente te das cuenta, de que el momento que acabas de presenciar es realmente mágico. Digno de enmarcar por los siglos de los siglos, y que, en parte, consigue que no te importe todo el suplicio anteriormente sufrido y que se habría evitado en casita, con el DVD.
Confieso ser un aficionado de las palomitas, pero procuro comerlas únicamente en secuencias en las que el sonido es tan atronador que el crujido del maíz ni se note. Al ir a comprar, te encuentras de nuevo con la gente calderilla, sacando en esta ocasión la artillería pesada, incluyendo en ocasiones monedas de 5 céntimos y todo, o bien con un billetaco de los que te preguntas si no será la primera vez que ves uno de esos tan de cerca. Y aparte los que se preguntan qué van a pedir cuando ya les toca... Porque ahora, además de palomitas, hay patatas, nachos... e incluso gofres he visto. De nuevo, eres tú el que menos tarda en pedir y pagar.
Entras con la hora encima, buscas tu butaca en tinieblas, y como es una peli familiar, tienes a tu lado críos gritones: de hecho, aunque llenarais entre tú y tus amigos tres filas, y decidieras ponerte en pleno medio, tendrías críos maleducados al lado. Para colmo, hay problemas con el proyector, y ya tienes a los chavalines gritando, dando patadas, etcétera. Cuando por fin empieza la proyección, se quejan en alta voz de los anuncios, del corto de Pixar, etc. Y cuando empieza la peli, tan pronto comentan con el volumen puesto en 'tasca', que si eso molaba porque ya lo vio en el anuncio, te cuentan la escena, se ríen de forma que eclipsa el sonido de la cinta, y durante varios minutos, pensando que vale, era gracioso, pero no para tanto, y que si eso, te puedes tapar la boca con las manos para no molestar. Pero modales no han debido enseñarles demasiado, posiblemente, oyes el ruido de las bolsas de patatas, de los sorbos del refresco a todas horas, empiezas a pensar que tendrás insomnio. Encima, delante tuyo está el que con sus pelos de superguerrero no te deja ver nada, y con un poco de mala suerte, el yoni y la yeni, que como bien diría Kingo, van al cine a merendar.
Y de repente, algo sucede. Comienza ese monólogo, la sala entera queda en silencio. Ese silencio se mantiene hasta que comienzan los créditos, en donde se rompe con un estruendoso aplauso. Es entonces cuando realmente te das cuenta, de que el momento que acabas de presenciar es realmente mágico. Digno de enmarcar por los siglos de los siglos, y que, en parte, consigue que no te importe todo el suplicio anteriormente sufrido y que se habría evitado en casita, con el DVD.