Albert Espinosa nos vuelve a traer una emotiva cinta sobre la amistad, y sobre los recuerdos que tenemos de nuestras antiguas amistades. El guionista catalán vuelve a dar en la diana con esta historia, quizá algo almibarada hasta que no llega a su clímax, pero de la que no puedes evitar emocionarte y soltar algunas lágrimas en su parte final.

Al estar ambientada en los 80, la cinta se permite intercalar canciones míticas como "Big in Japan" de "Alphaville" en la narración, lo que hace que el viaje sea aún más nostálgico. Quizá las interpretaciones de los niños no sean perfectas, pero tampoco nos podemos quejar, ya que la cinta cumple de sobras con lo que le pides, nostálgia estilo "Los Goonies" (para eso está el póster en la habitación del niño), y entretenimiento, cosa muy complicada de conseguir en nuestro cine. Solo me queda decir que espero que Espinosa siga escribiendo guiones que te dejen una sonrisa en la cara como éste.

Lo mejor: El guión, y ese toque retro.
Lo peor: En algunos momentos hay un empacho de azúcar considerable.