Poco sabía yo de Baltasar Kormákur hace un tiempo, hasta que tras ver que Whitaker iba a participar en un film suyo, decidí interesarme por lo que parecía un debut harto peculiar.
Si bien tomé la propuesta con ganas, sus primeros instantes no me convencieron en exceso, pues la trama resultaba excesivamente dispersa, las situaciones parecían seguirse sin orden, estructura ni motivo y sólo algún que otro momento ofrecido por su protagonista hacían levantar levemente el vuelo a la propuesta.

Tras un inicio tan desesperanzador, Kormákur opta por empezar a desvelar la trama y sus intenciones, haciendo que lo que en un principio se seguía con poco interés, se torne repentinamente prometedor y, aunque el realizador islandés podría haber afrontado el tema que expone desde cauces distintos, opta por el más airoso y resultón de todos, sin que ese factor desvirtue la propuesta, pues tras ello añade excelentes tintes cómicos al film y muestra el devenir de nuestro protagonista, cuyos pensamientos e intenciones empiezan a encontrar un magnífico modo de ser plasmados en pantalla.

Ayuda en parte el elenco actoral, con el desconocidísimo (algo normal, si observamos la nacionalidad de la propuesta) Hilmir realizando una labor donde la entereza y el aplomo sobresalen ante todo. También aporta algo, a parte de desnudos, la presencia de Victoria Abril, que sabe agarrar con fuerza las riendas de un personaje esmerado. (En realidad todo este párrafo sobra, pero había que recalcar que la Abril sale desnuda, para variar...)
Un curioso entretenimiento, como bien dice Boyero.