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Voto de Anibal Ricci:
10
6,9
90.544
Thriller. Drama
Mientras reparan un satélite fuera de su nave, dos astronautas sufren un grave accidente y quedan flotando en el espacio. Son la doctora Ryan Stone, una brillante ingeniera que realiza su primera misión espacial, y el veterano astronauta Matt Kowalsky. La misión exterior parecía rutinaria, pero una lluvia de basura espacial les alcanza y se produce el desastre: el satélite y parte de la nave quedan destrozados, dejando a Ryan y Matt ... [+]
22 de octubre de 2013
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tuvieron que pasar siete años desde “Children of men” (2006) para que este director mexicano nos diera vuelta la cabeza, en una vuelta de tuerca, que marca un nuevo hito en el cine. No solo en la ciencia ficción, sino evolución de verdad, en el sonido, en el 3D, en la imagen, con unos planos secuencia que hacen recordar al mejor Andrei Tarkovsky.
“Me quemo en diez minutos, o tendré una muy buena historia que contarles”. La doctora Ryan Stone habla con Houston, el viejo Houston de todas las películas del espacio, pero que en ésta brilla por su ausencia, y esto lo convierte en el cuarto protagonista; los otros son el espacio oscuro e infinito, la doctora, y un simpático Matt Kowalsky.
El espacio es demasiado peligroso. La cápsula espacial es un útero donde no se puede mover, pero recupera el aliento, se siente a salvo al menos por unos instantes.
La secuencia final es hermosa: deja atrás la respiración entrecortada y los latidos del corazón, para embriagarnos de la emoción de una aventura épica: vivir.
“Me quemo en diez minutos, o tendré una muy buena historia que contarles”. La doctora Ryan Stone habla con Houston, el viejo Houston de todas las películas del espacio, pero que en ésta brilla por su ausencia, y esto lo convierte en el cuarto protagonista; los otros son el espacio oscuro e infinito, la doctora, y un simpático Matt Kowalsky.
El espacio es demasiado peligroso. La cápsula espacial es un útero donde no se puede mover, pero recupera el aliento, se siente a salvo al menos por unos instantes.
La secuencia final es hermosa: deja atrás la respiración entrecortada y los latidos del corazón, para embriagarnos de la emoción de una aventura épica: vivir.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Stone, en medio de la incomunicación, oye, en medio del espectro de amplitud modulada, el llanto de un bebé y una canción de cuna en mandarín. Está desesperada y dejará escapar el oxígeno de la cápsula para quedarse dormida.
Delira. “Nadie me enseño a rezar”, dice. Y el impulso vital se abre paso entre las alucinaciones ante la falta de oxígeno. Habla con Matt, el que dio su vida por rescatarla, y le pide que hable con su pequeña hija que murió a los cuatro años.
Los restos de los satélites explotaron en el espacio, orbitan la tierra a gran velocidad, y destruyen todo a su paso. “Odio el espacio”, nos recuerda la doctora Stone. El espacio es la libertad extrema, la inmensidad que te destruye y te aplasta.
Stone logra ingresar a una cápsula, la despresuriza, se quita el casco y el traje espacial, logra respirar de nuevo y se ovilla en posición fetal, vuelve al origen. El espacio es demasiado peligroso. La cápsula espacial es un útero donde no se puede mover, pero recupera el aliento, se siente a salvo al menos por unos instantes.
“Es hora de ir a casa”, le dice en sueños. La sonrisa y humanidad de Matt le devuelven el pulso inicial.
En el retorno a la tierra se ríe, ya no está desesperada, “sin resentimientos”, dice. La secuencia final es hermosa: deja atrás la respiración entrecortada y los latidos del corazón, para embriagarnos de la emoción de una aventura épica: vivir.
Delira. “Nadie me enseño a rezar”, dice. Y el impulso vital se abre paso entre las alucinaciones ante la falta de oxígeno. Habla con Matt, el que dio su vida por rescatarla, y le pide que hable con su pequeña hija que murió a los cuatro años.
Los restos de los satélites explotaron en el espacio, orbitan la tierra a gran velocidad, y destruyen todo a su paso. “Odio el espacio”, nos recuerda la doctora Stone. El espacio es la libertad extrema, la inmensidad que te destruye y te aplasta.
Stone logra ingresar a una cápsula, la despresuriza, se quita el casco y el traje espacial, logra respirar de nuevo y se ovilla en posición fetal, vuelve al origen. El espacio es demasiado peligroso. La cápsula espacial es un útero donde no se puede mover, pero recupera el aliento, se siente a salvo al menos por unos instantes.
“Es hora de ir a casa”, le dice en sueños. La sonrisa y humanidad de Matt le devuelven el pulso inicial.
En el retorno a la tierra se ríe, ya no está desesperada, “sin resentimientos”, dice. La secuencia final es hermosa: deja atrás la respiración entrecortada y los latidos del corazón, para embriagarnos de la emoción de una aventura épica: vivir.