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Voto de Ferdydurke:
5
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7,6
7.003
Intriga
En 1945, un hombre con un solo brazo llega al desolado pueblo de Black Rock. Es John MacReedy (Spencer Tracy) y busca a Joe Komaco, un granjero japonés cuyo hijo le salvó la vida durante la guerra. El comportamiento de los vecinos es extrañamente hostil y grosero, y las preguntas de MacReedy sobre Komaco no reciben respuesta. Es evidente que ocultan algo, lo que despierta la curiosidad del forastero, que no está dispuesto a irse antes ... [+]
16 de noviembre de 2022
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cachaza y el recto sentido de la responsabilidad de todo un hombre son casi tan graves como la muerte cuando las cosas cambian y entran en juego los granujas a todo ritmo, he dicho.
Está bien rodada (hay planos que son una gozada solo por cómo están colocados los actores que parece un perfecto cuadro matemático pitagórico) y bien escrita, buenos diálogos y frases brillantes, pero el macguffin es pobre (ni hablar de cuando explica la motivación de la visita) y la solución es chapucera cuando menos.
Pueblo pequeño, infierno grande, siempre, claro. La jauría humana. Perros de paja. El cacique y los cobardes, cuerpos de hipopótamo y sesos de mosquito.
El rechazo a lo extranjero, la endogamia corrupta, la ley de la selva, la tiranía a espuertas.
Es más una obra de teatro de (pocas, una) ideas que una película convencional, que es lo que aparenta o por lo que trata de hacerse pasar por lo menos. La premisa es interesante y entretenida y gozosa por lo exagerada (los dedos se les antojan huéspedes a todos desde primera hora de la mañana), el desarrollo es cansino y fallido estirado y el final es lamentable aunque, por lo menos, seco.
En estos casos de denuncia clara, llama la atención que la mirada sea siempre de lombriz hacia el suelo y nunca de águila imperial que otea el horizonte o levanta la vista hacia el cielo o por qué no ponen o pusieron mejor la lupa en los gerifaltes reales y sus lacayos o manejos con sus campos de concentración para japoneses en lugar (bueno..., tampoco está de más, lo uno no excluye lo otro) de en unos catetos cretinos de traca de tercera regional de tierra adentro de medio pelo ni con dos dedos de frente enterrados de presente cuerpo en su bajeza e idiocia con su entrecejo.
Está bien rodada (hay planos que son una gozada solo por cómo están colocados los actores que parece un perfecto cuadro matemático pitagórico) y bien escrita, buenos diálogos y frases brillantes, pero el macguffin es pobre (ni hablar de cuando explica la motivación de la visita) y la solución es chapucera cuando menos.
Pueblo pequeño, infierno grande, siempre, claro. La jauría humana. Perros de paja. El cacique y los cobardes, cuerpos de hipopótamo y sesos de mosquito.
El rechazo a lo extranjero, la endogamia corrupta, la ley de la selva, la tiranía a espuertas.
Es más una obra de teatro de (pocas, una) ideas que una película convencional, que es lo que aparenta o por lo que trata de hacerse pasar por lo menos. La premisa es interesante y entretenida y gozosa por lo exagerada (los dedos se les antojan huéspedes a todos desde primera hora de la mañana), el desarrollo es cansino y fallido estirado y el final es lamentable aunque, por lo menos, seco.
En estos casos de denuncia clara, llama la atención que la mirada sea siempre de lombriz hacia el suelo y nunca de águila imperial que otea el horizonte o levanta la vista hacia el cielo o por qué no ponen o pusieron mejor la lupa en los gerifaltes reales y sus lacayos o manejos con sus campos de concentración para japoneses en lugar (bueno..., tampoco está de más, lo uno no excluye lo otro) de en unos catetos cretinos de traca de tercera regional de tierra adentro de medio pelo ni con dos dedos de frente enterrados de presente cuerpo en su bajeza e idiocia con su entrecejo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Todo lo que pasa desde que para el coche en la más ominosa y oscura noche duelo absurdo disparado disparatado mediante hasta que pasan a la siguiente escena y termina la película es de consejo de guerra y fusilamiento al amanecer, ni al que asó la manteca, entre ridículo, risible y delirante.
Por cierto, vaya colección de figurones relumbrones nos ponen, hasta el apuntador de tipos duros malotes a sus anchas y con tanto carácter, Ryan, Borgnine, Marvine, un jodido grupo salvaje.
Tracy, perteneciente con propiedad y autonomía a la raza siniestra de los mancos de lepanto que reparten hostias como panes, era, asunto de sobras conocido, un karateka morrocotudo consumado, yo abundo, tremebundo, tenía, de hecho, a las pruebas me remito, un cinturón de armiño, blanco y barbilampiño, como las nieves de antaño, solo ante el peligro.
Por cierto, vaya colección de figurones relumbrones nos ponen, hasta el apuntador de tipos duros malotes a sus anchas y con tanto carácter, Ryan, Borgnine, Marvine, un jodido grupo salvaje.
Tracy, perteneciente con propiedad y autonomía a la raza siniestra de los mancos de lepanto que reparten hostias como panes, era, asunto de sobras conocido, un karateka morrocotudo consumado, yo abundo, tremebundo, tenía, de hecho, a las pruebas me remito, un cinturón de armiño, blanco y barbilampiño, como las nieves de antaño, solo ante el peligro.