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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
7
Drama Un sofocante día de agosto de 1945, recién acabada la guerra en Europa, los habitantes de un pueblo se preparan para la boda del hijo de un funcionario del ayuntamiento. Mientras, dos judíos ortodoxos llegan a la estación de tren portando dos misteriosas cajas. El funcionario teme que los hombres sean hijos de los judíos que fueron deportados, que vienen a reclamar las propiedades que ahora tienen ellos de manera ilegal, perdidas por ... [+]
22 de agosto de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El nuevo mundo. El perfume. La cinta blanca. Ida. Humo. La jauría humana.
Brillante en la forma y en el fondo. Una buena historia clavada.
La culpa se hace carne y los fantasmas atacan al jefe, a ese secretario gordo que junto al cura cabrón y al guardia felón forman las fuerzas vivas del pueblo, el poder político, eclesiástico y militar, esa entente, y, por supuesto, el femenino con esa mujer de armas tomar y llena de hijos que esconde sus cosas en el coche y la casa es suya, se dice para convencerse varias veces, de ahí no la sacan; su opuesta sería la mujer desesperada, tan drogada, del calvo malo que no asume la horrible situación, y el hijo sería la esperanza, lo no manchado del todo, el que trata de huir del oprobio/lodo.
Microcosmos corrupto y bien dibujado/delineado/definido/descrito, con una boda de fondo y una botica vieja como botín de la novia nada buena que quiere a otro que parece que tiene a otra.
Los rusos han llegado y el más destacado campesino se ha vuelto rojo/comunista, el resto padece el miedo de ser descubiertos por los judíos redivivos, y al tercer día resucitó, alguien ha robado a alguien, tanto saqueo, fenómeno que se dio mucho en aquellos lugares europeos y en aquellos funestos tiempos, te denuncio y me quedo con lo tuyo, no lo siento, y que demuestra que, salvo algún idiota o enfermo, la gran mayoría de la gente no es racista o ista de cualquier tipo, solo son fachadas o coartadas para llevarte lo del otro, para permitirte el lujo de hacer el cafre, de darte gusto, toda idea esconde un deseo, una intención nada buena de conseguir algo, de satisfacer una necesidad, de sobreponerte al de al lado, burdas excusas ideológicas que tratan de esconder/enmascarar inútilmente la rapiña miserable de siempre, lo contrario, pensar que alguien se cree realmente, más allá del gesto superficial, esas zarandajas, supondría sobrevalorar al hombre, idealizarlo, aunque sea para mal, ni eso, el odio no obedece a ideas abstractas o sistemas de pensamiento, a firmes creencias o anhelos vaporosos, es también pragmático, rastrero, posibilista, adaptativo, como todo el resto, lo que no niega, claro, el factor de la estupidez tan constante, a veces se ciegan, no calculamos las consecuencias o perdemos la referencia, piensan que todo el monte es orégano y no tanto, hasta el más tonto hace relojes.
Cada uno reacciona de una manera, casi todas viles, y la masa, cómo no, en plan cazurro, todas a una, armados con palos y escopetas, fuenteovejuna, a por ellos unidos, de aquí, como se pasen, no salen vivos.
Sorprende lo sutil y lo obvia que es al mismo tiempo, esa habilidad para retratar sin subrayar, de jugar en la fina línea que separa o divide la metáfora de la denuncia, el sarcasmo de la lírica, el símbolo del grueso brochazo, su mecanismo endiablado, preciso, perfecto, de relojería fina, lo inteligente y sabia que se muestra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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