No voy a compararla con superproducciones de otros países, ya que no me parecen justas las comparaciones. Creo que cada película es única, y debe ser individualmente examinada, salvo los remakes.

Creo que estamos ante una película excelente, que muestra la devastación y crudeza de una guerra de una forma natural. Sin recrearse en las escenas dantescas, que sin embargo se suceden constantemente por el hecho de que el contexto es una guerra. Y como tal, la guerra sirve a la historia que se nos cuenta. No es su fin, mostrar la guerra.

La guerra está ahí en todo momento. Con unas escenas muy bien filmadas y muy bien fotografiadas. Con medios y buenos planos. Un montaje trepidante en los combates cuerpo a cuerpo, que permiten seguir las luchas sin equívocos. Creo que pocos combates cuerpo a cuerpo se ven en el cine bélico, del nivel de los de esta película.

Memorable la irrupción en el frente de batalla de China. Con toda la amplitud de lo que pudo haber sido un ejército chino cargando. Cubren la montaña.

Decía que la guerra está presente en todo momento, pero no es la protagonista. La historia de los dos hermanos me parece preciosa y no necesita, excesos empalagosos para provocar sensiblería. La música lo hace y los eleva por si solos. De hecho, creo que es consecuencia de la sensibilidad oriental, que queda patente desde las primeras escenas, en la que el personal que está trabajando en las excavaciones rinde 50 años después sus respetos a los caídos.

Y eso sucede en una guerra entre dos países que fueron el mismo. Un país repartido tras la rendición de Japón entre la URSS y los EEUU, apoyando cada uno su pedazo de pastel y haciendo que luchen entre sí ambos bloques. En ese escenario, Corea del Sur sitúa una película bélica, en la que lo de menos, es la bandera. ¡Bravo!