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Voto de is86:
7
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20.992
Serie de TV. Terror. Drama
Serie de TV (2018). 10 episodios. Un grupo de hermanos crece en lo que acaba convirtiéndose en la casa encantada más famosa del país. Ya como adultos, viéndose obligados a reunirse tras una tragedia, la familia tendrá que afrontar los fantasmas del pasado... Adaptación de la novela homónima de Shirley Jackson. (FILMAFFINITY)
22 de octubre de 2018
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como no me gustan las autocomplacientes y pretenciosas reseñas poéticas que se quedan en lo aparente, sino las que ayudan a entender el fondo de lo que voy a ver, estoy viendo o acabo de ver, voy a tratar de resumir, con spoilers (no cabe todo en su sección), lo que he podido entender del motivo racional y sin fantasías por el que ocurre este efecto dominó de drama, en medio de un confuso baile de episodios espacio-tiempo, fantasmas reales e imaginarios y gratuitas escenas rozando lo gore.
---- ATENCIÓN SPOILERS:
Si he entendido bien (se muestran conductas de unos y otros, que cada vez van más atrás en el tiempo, por lo que el espectador si presta atención y reflexiona puede suponer donde y cómo empieza todo) en el capítulo séptimo donde se descubre al séptimo miembro de la familia, así como en el capítulo noveno, la madre es la clave y el eje de una paranoia bipolar que le persigue, una inseguridad en sí misma de sentirse incapaz de cuidar de sus hijos, esa casa y cinco hijos se le queda grande, le supera, los tres mayores son autónomos y autosuficientes, se cuidan solos, juegan sin más estímulo que ellos mismos, se protegen entre ellos, no la necesitan, a su vez los mayores cuidan de los pequeños y además tienen un padre super familiar y protector que le resta poder como "mamma". "Podéis vivir sin mí" dice en algún momento la madre. Ese miedo angustioso de fallar como madre y de perder los papeles, como el susto que se lleva cuando desaparece por un rato la niña pequeña, así como la necesidad de dominar la situación, su rol, su propio fruto, su proyecto familiar, la lleva a tener arrebatos inconscientes en medio de alucinaciones esquizofrénicas y bipolares de deshacerse de su marido o los dos gemelos pequeños, como una madre que se come a las crías más indefensas, o que no va a poder criar y van a morir de desnutrición (en este caso emocional), y también como queriendo quitarse ese complejo o sentimiento de incapacidad de encima, eliminando su "causa", como si pensase: "estos mocosos no van a hacerme sentir una madre incompetente e inepta". Su analfabetismo emocional no le permite conocerse o saber lo que pasa, por qué siente lo que siente, tampoco tiene la lucidez de saber exactamente cómo se siente, solo sabe que está mal, todo lo hace sin querer, porque se fuerza a amar y querer a sus hijos, a darles calor, pero siente otras cosas que no sabe identificar.
Su conducta autodestructiva y sospechosa en la dicotomía entre la madre tierna que se desvive de amor por sus retoños y la fiera rabiosa que ha perdido las riendas de su vida empieza a llenar la mansión de malas vibraciones, "accidentes" de cristales rotos, deambulaciones nocturnas por los pasillos, escritos en paredes, manipulaciones a la percepción de los pequeños (acusándoles falsamente de culpas que no tienen, haciéndolos sentir que no son suficientes, que son invisibles, no los "ve" espiritualmente, para después de hacerlos sentir desamparados y despertar su necesidad de pertenencia, su dependencia, su anhelo de protección, entonces aparecer como la madre amantísima que los abraza como nadie y sentirse necesitada o que nadie cuestione su rol. Curiosamente los fantasmas o pesadillas de la madre son su propio remordimiento de conciencia sobre el trato o inconscientemente perversas intenciones hacia los pequeños gemelos, viéndoles de mayor; a la niña Nell la ve suicidada, ahorcada, atormentada por no ser escuchada, ni valorada, ni reconocida, sentirse desamparada y confundida, y al niño Luke lo ve drogodependiente, osea dependiente de una substancia que le reconforta de alguna manera y le ayuda a evadirse de su falta de validación y correspondencia maternal) y finalmente, una invitación a tomar te envenenado con raticida a sus dos pequeños en la famosa habitación roja. En cuanto el padre descubre el frasco de veneno y lo hila con las intenciones destructivas que ve últimamente en su mujer, sube corriendo al cuarto rojo y evita la masacre, pone a salvo a sus hijos, (los hijos crecen pensando que los puso a salvo de supuestos fantasmas de la mansión y que ese fantasma mató a la madre, por eso el miedo a que esos fantasmas los persigan y les mate a ellos los acompaña a cada uno en su adultez, quien sabe si haciéndoles reconstruir los recuerdos de esa casa como fantasmagóricos y terroríficos, inventándose personajes y espectros que no existieron) pero para cuando el padre vuelve a salvar a la madre de sí misma, esta ya se ha suicidado tirándose al vacío, quien sabe si poseída por la culpa al despertar de su ensoñación de matar a sus crías y ver la estampa de lo que iba a ser capaz de hacer o por evitar hacer más daño a sus hijos con ese trastorno no gestionado.
---- ATENCIÓN SPOILERS:
Si he entendido bien (se muestran conductas de unos y otros, que cada vez van más atrás en el tiempo, por lo que el espectador si presta atención y reflexiona puede suponer donde y cómo empieza todo) en el capítulo séptimo donde se descubre al séptimo miembro de la familia, así como en el capítulo noveno, la madre es la clave y el eje de una paranoia bipolar que le persigue, una inseguridad en sí misma de sentirse incapaz de cuidar de sus hijos, esa casa y cinco hijos se le queda grande, le supera, los tres mayores son autónomos y autosuficientes, se cuidan solos, juegan sin más estímulo que ellos mismos, se protegen entre ellos, no la necesitan, a su vez los mayores cuidan de los pequeños y además tienen un padre super familiar y protector que le resta poder como "mamma". "Podéis vivir sin mí" dice en algún momento la madre. Ese miedo angustioso de fallar como madre y de perder los papeles, como el susto que se lleva cuando desaparece por un rato la niña pequeña, así como la necesidad de dominar la situación, su rol, su propio fruto, su proyecto familiar, la lleva a tener arrebatos inconscientes en medio de alucinaciones esquizofrénicas y bipolares de deshacerse de su marido o los dos gemelos pequeños, como una madre que se come a las crías más indefensas, o que no va a poder criar y van a morir de desnutrición (en este caso emocional), y también como queriendo quitarse ese complejo o sentimiento de incapacidad de encima, eliminando su "causa", como si pensase: "estos mocosos no van a hacerme sentir una madre incompetente e inepta". Su analfabetismo emocional no le permite conocerse o saber lo que pasa, por qué siente lo que siente, tampoco tiene la lucidez de saber exactamente cómo se siente, solo sabe que está mal, todo lo hace sin querer, porque se fuerza a amar y querer a sus hijos, a darles calor, pero siente otras cosas que no sabe identificar.
Su conducta autodestructiva y sospechosa en la dicotomía entre la madre tierna que se desvive de amor por sus retoños y la fiera rabiosa que ha perdido las riendas de su vida empieza a llenar la mansión de malas vibraciones, "accidentes" de cristales rotos, deambulaciones nocturnas por los pasillos, escritos en paredes, manipulaciones a la percepción de los pequeños (acusándoles falsamente de culpas que no tienen, haciéndolos sentir que no son suficientes, que son invisibles, no los "ve" espiritualmente, para después de hacerlos sentir desamparados y despertar su necesidad de pertenencia, su dependencia, su anhelo de protección, entonces aparecer como la madre amantísima que los abraza como nadie y sentirse necesitada o que nadie cuestione su rol. Curiosamente los fantasmas o pesadillas de la madre son su propio remordimiento de conciencia sobre el trato o inconscientemente perversas intenciones hacia los pequeños gemelos, viéndoles de mayor; a la niña Nell la ve suicidada, ahorcada, atormentada por no ser escuchada, ni valorada, ni reconocida, sentirse desamparada y confundida, y al niño Luke lo ve drogodependiente, osea dependiente de una substancia que le reconforta de alguna manera y le ayuda a evadirse de su falta de validación y correspondencia maternal) y finalmente, una invitación a tomar te envenenado con raticida a sus dos pequeños en la famosa habitación roja. En cuanto el padre descubre el frasco de veneno y lo hila con las intenciones destructivas que ve últimamente en su mujer, sube corriendo al cuarto rojo y evita la masacre, pone a salvo a sus hijos, (los hijos crecen pensando que los puso a salvo de supuestos fantasmas de la mansión y que ese fantasma mató a la madre, por eso el miedo a que esos fantasmas los persigan y les mate a ellos los acompaña a cada uno en su adultez, quien sabe si haciéndoles reconstruir los recuerdos de esa casa como fantasmagóricos y terroríficos, inventándose personajes y espectros que no existieron) pero para cuando el padre vuelve a salvar a la madre de sí misma, esta ya se ha suicidado tirándose al vacío, quien sabe si poseída por la culpa al despertar de su ensoñación de matar a sus crías y ver la estampa de lo que iba a ser capaz de hacer o por evitar hacer más daño a sus hijos con ese trastorno no gestionado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Evidentemente el más racional es el padre porque conoce la verdad y el por qué sacó a sus hijos de la mansión aquella fatídica noche y sabe que no hay fantasmas, y quizás prefiere que sus hijos crean en fantasmas aun ignorando las consecuencias que les trae y no en madres parricidas. Por eso es el que más atención o empatía siente por Nell, la pequeña ignorada por el resto de hermanos mentalmente tocados, pero desgraciadamente no llega a tiempo para prevenir a su hija del destino marcado por su madre, o por las consecuencias de esta.
Los temores fantasmales que decoran la serie, desde la estancia de los niños en esa mansión que persiguen al resto de hermanos, yo creo que en parte son inventados por ellos mismos en su memoria espacio-temporal, para dar sentido a los acontecimientos y a la vez son cuestión de que ante un gran espacio, nuevo, donde habita la incertidumbre de lo desconocido, del romanticismo misterioso de la historia pasada, tienen cabida las sugestiones internas de cada uno, donde la mínima sospecha se magnifica hacia el más terrible de sus miedos. Como la típica sombra que ven los que tienen parálisis del sueño, en Nell es el fantasma más terrible tratando de matarla y que según ella logra matar a su marido (muerto por causas accidentales, internas o desconocidas, no por ningún fantasma, aunque cuando descubrimos que el fantasma era ella misma me llegué a creer que al igual que la madre que trató de matar a su marido mientras dormía, ella pudo tener otro episodio de matar sonámbula y adjudicárselo a su fantasma que es ella misma, pero finalmente no es así porque ella está paralizada), y como se nos descubre creo que en el noveno episodio, todos los misterios de picaportes girando, puertas cerradas que no se abren, pasos en el pasillo, etc, no son más que los propios niños encerrándose en una habitación para bailar despreocupados ante un VHS y asustarse al ver que desde fuera tratan de girar desesperadamente el picaporte, que no son otros que sus propios hermanos preguntándose por qué la puerta roja siempre está cerrada y nunca se abre, pero para el que está dentro es la sospecha de su fantasma tratando de alcanzarle.
Faltas de comunicación entre ellos, falta de saber la verdad por parte del padre que oculta la culpa de la madre (una de las últimas frases del último episodio: el amor es la renuncia a la lógica), falta de procesar y del entendimiento más básico, que por evidente pasa por alto hasta para los propios terapeutas. En conclusión, dejar preguntas o inquietudes sin responder, ansiedades o miedos sin afrontar, complejos, culpas, traumas sin cerrar, o deseos con una importancia artificialmente inflada que se convierten en obsesiones enfermizas son un despropósito disfuncional que solo llevan a la enfermedad mental.
Y luego está el duelo normal por dependencia, por el apego que siente el padre por la madre o Luke por su hermana gemela, haciendo que ambos vean su presencia e interactúen con ellas, y tal como dice Nell, nunca se ha tenido la última palabra con alguien que se ha perdido y nunca va a desaparecer de su vida, es decir, se pierde la identidad física (aunque en época en la que se registra video, foto, mensajes, diarios, proyectos realizados y voz en todo momento, casi que ni eso) pero qué es la identidad, qué lo forma? Es la memoria de una persona, (si la pierde, pierde su identidad) sus recuerdos que se almacenan en su cerebro y en los cerebros de los testigos de esos momentos, es la forma de ser de la persona que tiene sentido en la interacción con los demás. Esos "demás" siguen compartiendo parte de la identidad de la persona perdida, tanto con recuerdos compartidos, como con tener en cuenta la existencia de ese conjunto de paradigmas que era ella, de filtros de percepción, de forma de ser de la persona, por lo que siempre van a poder pensar como lo haría ella, si la conocían y la querían mínimamente, siempre podrán hablar con ella y predecir o suponer su opinión, bajo ese prisma.
Los temores fantasmales que decoran la serie, desde la estancia de los niños en esa mansión que persiguen al resto de hermanos, yo creo que en parte son inventados por ellos mismos en su memoria espacio-temporal, para dar sentido a los acontecimientos y a la vez son cuestión de que ante un gran espacio, nuevo, donde habita la incertidumbre de lo desconocido, del romanticismo misterioso de la historia pasada, tienen cabida las sugestiones internas de cada uno, donde la mínima sospecha se magnifica hacia el más terrible de sus miedos. Como la típica sombra que ven los que tienen parálisis del sueño, en Nell es el fantasma más terrible tratando de matarla y que según ella logra matar a su marido (muerto por causas accidentales, internas o desconocidas, no por ningún fantasma, aunque cuando descubrimos que el fantasma era ella misma me llegué a creer que al igual que la madre que trató de matar a su marido mientras dormía, ella pudo tener otro episodio de matar sonámbula y adjudicárselo a su fantasma que es ella misma, pero finalmente no es así porque ella está paralizada), y como se nos descubre creo que en el noveno episodio, todos los misterios de picaportes girando, puertas cerradas que no se abren, pasos en el pasillo, etc, no son más que los propios niños encerrándose en una habitación para bailar despreocupados ante un VHS y asustarse al ver que desde fuera tratan de girar desesperadamente el picaporte, que no son otros que sus propios hermanos preguntándose por qué la puerta roja siempre está cerrada y nunca se abre, pero para el que está dentro es la sospecha de su fantasma tratando de alcanzarle.
Faltas de comunicación entre ellos, falta de saber la verdad por parte del padre que oculta la culpa de la madre (una de las últimas frases del último episodio: el amor es la renuncia a la lógica), falta de procesar y del entendimiento más básico, que por evidente pasa por alto hasta para los propios terapeutas. En conclusión, dejar preguntas o inquietudes sin responder, ansiedades o miedos sin afrontar, complejos, culpas, traumas sin cerrar, o deseos con una importancia artificialmente inflada que se convierten en obsesiones enfermizas son un despropósito disfuncional que solo llevan a la enfermedad mental.
Y luego está el duelo normal por dependencia, por el apego que siente el padre por la madre o Luke por su hermana gemela, haciendo que ambos vean su presencia e interactúen con ellas, y tal como dice Nell, nunca se ha tenido la última palabra con alguien que se ha perdido y nunca va a desaparecer de su vida, es decir, se pierde la identidad física (aunque en época en la que se registra video, foto, mensajes, diarios, proyectos realizados y voz en todo momento, casi que ni eso) pero qué es la identidad, qué lo forma? Es la memoria de una persona, (si la pierde, pierde su identidad) sus recuerdos que se almacenan en su cerebro y en los cerebros de los testigos de esos momentos, es la forma de ser de la persona que tiene sentido en la interacción con los demás. Esos "demás" siguen compartiendo parte de la identidad de la persona perdida, tanto con recuerdos compartidos, como con tener en cuenta la existencia de ese conjunto de paradigmas que era ella, de filtros de percepción, de forma de ser de la persona, por lo que siempre van a poder pensar como lo haría ella, si la conocían y la querían mínimamente, siempre podrán hablar con ella y predecir o suponer su opinión, bajo ese prisma.