Me causa cierta perplejidad risueña la gran cantidad de críticas indignadas por la grandísima injusticia de comparar este producto con Crepús-culo. Es posible que los que consideramos el cine como una actividad digna seamos unos perversos marisabidillos, pero también es posible que los productores de Hollywood, animados porque millones de ñoños paraanormales están dispuestos a dejarse los dineros, hayan encontrado LA FÓRMULA. Y es que, os guste o no, lo que sirve de armazón a esta majadería es lo siguiente: pasmarote guaperas de naturaleza no humana con poderes asombrosos para humedecer la ropa interior de una pavisosa (y por extensión de millones de espectadoras), aún incluso bajo la persecución de otros seres extraños. Gastón, mi sombrero y mi bastón porque si esto no es un Crepús-culo con marcianos me voy. Así, todos lo que esperen ver algo de Sci-Fi, humor, diálogos inteligentes, acción bien rodada o sentimientos al margen de la ñoñería adolescente más ramplona, que se abstengan.